Por: Margarita Suárez
En el Huila, julio es el mes más difícil para algunos y el mejor para otros. La gente que ha rumbeado en San Pedro está sin un peso y pagando las deudas de tarjetas de crédito y demás préstamos, de todo lo que gastaron en las fiestas, que cada día son más costosas por tanto perendengue que se inventan para encarecerlas. Los que aprovecharon la temporada para trabajar, atender a los turistas, vender en los almacenes y en general hacer dinero en junio, llegado el mes de julio se van de paseo a descansar del ajetreo.
Para el comercio este mes “postsampedrino” no es bueno por lo que decíamos antes, unos con el bolsillo “pelao” y otros gastando la plata en otro lado. Mucha gente queda aletargada y emperezada después de más de un mes de fiestas, y les cuesta trabajo despegar en su rutina normal. Lo que estoy viendo este año es que la actividad política se reanudó casi de inmediato. Ya empezaron a llegarnos mensajes invitando a eventos con ese objetivo.
Claro que algunos candidatos en ciernes aprovecharon las fiestas para usar el traje típico y tomarse fotos bien “pispas” en familia o con amigos, para visibilizarse y promocionarse. Esto último ha sido costumbre de toda la vida y funciona, sobre todo ahora que esas fotos se pueden multiplicar rápidamente, cuando las suben a las redes sociales con mensajes almibarados que causan impacto positivo.
Una cosa importante que se hace cada año y ojalá este se realice con mayor precisión, es el balance de las fiestas, tanto a nivel gubernamental como en el sector privado. Hubo fallas importantes que no se pueden pasar por alto pues a estas alturas de la vida, con tantos años de realizar las fiestas, todo debería salir mejor. Para rematar quiero dar mi opinión muy personal sobre la “evolución” del traje típico, que creo lo están desvirtuando.
Con tanto colorinche en los encajes y tanta lentejuela supercolorida, el traje está dejando de ser típico para convertirse en uno de fantasía. Cómo me gustaría que volviéramos a esos hermosos trajes sencillos pintados a mano, al óleo, que eran verdaderas piezas de arte, pero reconozco que eso es pedir demasiado. Es mejor ser realista y sólo aspirar a que no lo sigan desvirtuando tanto. ¿Ustedes qué opinan?








