La medida agudiza la tensión entre los gobiernos de Trump y Petro.
Bogotá también llamó a su embajador en Washington.
Por Diario del Huila, Nacional
En una decisión sin precedentes recientes, el Gobierno de Estados Unidos ordenó la revocación de visas a todos los altos funcionarios del Gobierno del presidente Gustavo Petro, intensificando una crisis diplomática que se agravó el 3 de julio de 2025, tras una serie de declaraciones cruzadas y medidas de presión mutua entre ambos países.La orden fue confirmada por el secretario de Estado, Marco Rubio, quien también anunció el llamado a consultas del encargado de negocios en Bogotá, John McNamara.
Casi de inmediato, el presidente Petro respondió con la orden de regresar a Bogotá al embajador colombiano en Washington, Daniel García-Peña.
Aunque Rubio afirmó que Estados Unidos no busca una ruptura definitiva y que mantiene la esperanza de preservar las relaciones bilaterales, la revocación de las visas supone un gesto político contundente.
La medida afectaría, entre otros, a Antonio Sanguino (ministro de Trabajo), Germán Ávila (Hacienda), Augusto Rodríguez (Protección), Jorge Lemus (Inteligencia), Otty Patiño (Comisionado de Paz), Álvaro Jiménez (negociador) y Fernando García (embajador en México).
La visa del presidente Petro, hasta el momento, se mantiene vigente.Según fuentes del medio Cambio, la decisión incluye especialmente a funcionarios que en el pasado militaron en grupos armados ilegales, lo cual agudiza el mensaje político del Gobierno estadounidense.
Choque frontal entre Petro y congresistas estadounidenses
El presidente Gustavo Petro no tardó en responder con firmeza. Durante la posesión del magistrado Héctor Carvajal en la Corte Constitucional, el mandatario colombiano criticó abiertamente a legisladores estadounidenses, especialmente de origen cubano, que han atacado a su gobierno.
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“A los funcionarios de origen cubano en Estados Unidos, les digo: escojan enemigo. Nosotros no somos”, dijo Petro, al tiempo que condenó las acusaciones del congresista republicano Carlos Giménez, quien lo llamó “matón narcoterrorista socialista”.Con tono desafiante, Petro respondió: “Yo no me arrodillo ni me dejo presionar.
Ni me asusta un congresista diciéndome narco o terrorista. Ni una cosa ni la otra he sido, pero sí sé lo que está pasando”.
Las declaraciones de Giménez provocaron rechazo en el alto gobierno colombiano. El ministro del Interior, Armando Benedetti, criticó duramente al legislador: “No hay peor ataque que el de otro latino que cree que su raza es superior por tener ciudadanía estadounidense”, expresó.
En juego la cooperación internacional
El presidente Petro advirtió que este tipo de tensiones podrían poner en peligro la cooperación en seguridad y lucha contra el crimen. “Están llevando a Trump a romper con América Latina, debilitando el frente de lucha contra las organizaciones criminales multinacionales”, dijo.
En esa misma línea, agregó que si Estados Unidos decide cortar la cooperación, Colombia buscará nuevos aliados: “Si Estados Unidos no quiere, seguimos con los europeos. No nos vamos a quedar solos”.
Desde el Ministerio de Trabajo, Antonio Sanguino calificó como una afrenta a la soberanía colombiana el acto de revocación de visas, y acusó al congresista Giménez de representar actitudes “fascistas”.
Fricciones en aumento
Aunque la Casa Blanca ha señalado que no se trata de una ruptura diplomática formal, los hechos configuran un escenario de creciente tensión bilateral. El retiro de visas y los discursos encendidos ponen en entredicho el futuro de la cooperación bilateral, especialmente en temas sensibles como narcotráfico, inteligencia, migración y comercio.
Esta es la mayor crisis entre Colombia y Estados Unidos en décadas recientes y ocurre en un contexto internacional complejo, con un Gobierno Trump más radicalizado en su segundo mandato y una Casa de Nariño que busca redefinir su política exterior con base en una agenda regional más autónoma.Mientras tanto, analistas prevén que la crisis podría escalar si no se establecen canales diplomáticos eficaces para desescalar el conflicto.
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