La sociedad colombiana no sale del asombro por las reiteradas masacres que han venido ocurriendo desde tiempos pretéritos y que desde que se posesionó el presidente Gustavo Petro Urrego, se han incrementado en algunas regiones del país, generando la más grande decepción, porque durante la época prelectoral prometió que este gobierno iba a ser el mandato de la vida. Pero la decepción ha sido mayúscula, porque los crímenes selectivos y colectivos, se han vuelto un paisaje en el país. Es la triste realidad. Las familias viven atemorizadas por las organizaciones subversivas, sin que exista un accionar gubernamental efectivo y eficaz que conduzca a frenarlas, que a la fecha, ascienden a 28 durante la presente vigencia, con un saldo de 91 víctimas, según datos de Indepaz.
El constituyente primario se encuentra sorprendida por la forma salvaje como se están presentando estos asesinatos. Los datos estadísticos reflejan indicadores muy preocupantes porque la criminalidad tiene controlado más del 70% del territorio nacional, donde siguen ocurriendo estos actos criminales. A pesar de los ingentes esfuerzos gubernamentales para lograr la Paz Total en el territorio nacional, continua el escenario de terror propiciado por algunos grupos criminales que no cesan su actuar violento contra la sociedad colombiana. Las regiones donde más se vive esta zozobra, son las que presentan mayores extensiones sembradas de sustancias psicoactivas, que se han convertido en el principal detonante y auspiciador de estas acciones, que van en detrimento del bienestar general de la población. En el país ocurrieron 76 masacres con un saldo de 267 víctimas, en el año anterior. Los violentos se han ensañado contra las familias humildes e indefensas, las cuales son víctimas de la guerra sin cuartel que libran los grupos subversivos en el país.
El fin de la semana anterior, se descubrió un macabro y dantesco escenario, de una fosa común con los cuerpos de ocho personas desaparecidas desde abril en Calamar (Guaviare), lo cual sacudió a toda una región que vive atrapada entre la guerra de las disidencias de las Farc al mando de Iván Mordisco y de Calarcá. Las víctimas incluyen a líderes religiosos. Eran pastores de otras confesiones cristianas y líderes sociales que hacían presencia en la comunidad.En el territorio nacional, continua el ambiente de terror propiciado por algunos grupos criminales que no cesan su actuar violento contra la sociedad colombiana. De esta cruda violencia, no se sustraen los integrantes de las fuerzas militares y de la fuerza pública. Los asesinatos se aumentaron un 135% durante los primeros cinco meses de 2025. Los homicidios en general crecieron un 2%. Van 5.468 casos y los actos terroristas se incrementaron a 437 eventos, frente a los 408 casos ocurridos en 2024. Se ha recrudecido la violencia durante el presente cuatrienio y no se vislumbra un accionar gubernamental eficaz y eficiente para frenarla.
