Álvaro Hernando Cardona González
Escribir una columna no es fácil. Cada semana tiene un día tortuoso, angustiante y exigente para escribir máximo 2.350 caracteres, con los que se plantea un tema, proponer una idea y concretarla.
Per todo inicia con escoger el tema, que no solo debe ser atractivo para el columnista sino, sobre todo, para el lector. Es decir, el columnista debe escribir algo que le guste al mayor número de lectores, ponerle un título atractivo y hacerlo transmitiendo, creemos, pasión en cada aspecto tratado.
En el planeta, Colombia y nuestras regiones, pasan tantas cosas, que es dificilísimo escoger el tema y darle un tratamiento adecuado para el diario, la gente y las limitantes que el escritor tiene o se auto impone.
Hay ocasiones en que no solo ocurren muchas cosas, sino que son todas tan importantes y válidas que quisiéramos opinar sobre cada una y es imposible.
Esta semana por ejemplo podríamos escribir sobre la guerra en Medio Oriente y los intentos por lograr la paz mundial; siempre en materia ambiental es atractivo hacerlo sobre el agua o el cambio climático; acaban de darse a conocer nuevas formas de generar energía más eficientemente con hidrógeno y usando las corrientes submarinas. Podríamos tratar sobre el aumento de la accidentalidad vial por nuestras carreteras huilenses, el impacto de los motociclistas en la cantidad de heridos, lesionados de por vida y muertes, o sobre las afectaciones al turismo por cuenta de bandas delincuenciales organizadas (la mimas de siempre).O, podríamos comentar sobre los eficaces monitoreos que hace la CAM al río Las Ceibas o los pronósticos climáticos para los dos meses que se avecinan.
El transporte, la infraestructura, el medio natural, la inseguridad y la estúpida manera de enfrentarla, la pobreza, la economía, siempre suministran temas.
Lo cierto es que cuando se trata de opinar en un medio de comunicación escrito tan prestigioso como el Diario del Huila, son pocas las ocasiones en que se encuentran temas positivos. El país es igual, por todas partes de su geografía y a cada instante suceden cosas tan inhóspitas que cada una merece un comentario y una reiteración de que lastimosamente el sentido común, la racionalidad, la cultura y la ética siguen y persisten en estar ausentes.
¿Para dónde vamos? ¿qué hacer? ¿cómo cambiar? Toda una vida, décadas y años pasan insistiendo en que todo es cuestión de cambios de actitud y de maneras de proceder, pero seguimos igual en el mejor de los casos.
El anhelo de todo columnista es el de lograr influenciar total y positivamente a su comunidad. Y hoy en Colombia y el mundo necesitamos alcanzar metas, crecer económicamente, hacerlo en paz, dejar de hacer las cosas iguales y unirnos sin egoísmos.
¿Qué escribir en nuestras columnas para contribuir con estos propósitos?
