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Rajaleñas y bambucos laten con fuerza en el alma del Huila

Jun 24, 2025

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Neiva celebró el talento de sus niños en el Encuentro Departamental Infantil de Rajaleñas y Bambuco Tradicional, una muestra viva del legado cultural que se mantiene firme en las nuevas generaciones.

DIARIO DEL HUILA, ASI VA EL FESTIVAL

A ritmo de bambuco y rajaleña, el corazón del Huila volvió a latir con fuerza, gracias al talento de decenas de niños y niñas que se convirtieron en protagonistas de una jornada llena de tradición, identidad y orgullo regional. En el marco de la versión 64 del Festival del Bambuco en San Juan y San Pedro, la plazoleta del Centro de Convenciones José Eustasio Rivera se convirtió en epicentro de una auténtica fiesta folclórica, con lleno total y un ambiente familiar que evocó lo mejor de nuestras raíces.

El Encuentro Departamental Infantil de Rajaleñas “Ulises Charry” y Bambuco Tradicional inició a las 4:00 de la tarde del domingo 22 de junio, desbordando emociones desde sus primeras notas. La apertura estuvo a cargo del concurso de bambuco tradicional, en el que participaron 10 parejas infantiles de los municipios de Aipe, Neiva y Tello. Cada una de ellas demostró no solo gracia y dominio escénico, sino un profundo amor por la cultura huilense, llevando en sus pasos obras de reconocidos maestros como Silva y Villalba, Cantalicio Rojas y Raúl Rivera.

Los temas interpretados, como La Mistela, Ojo al toro y Los Potros, fueron coreados y aplaudidos por un público emocionado que celebró la gallardía, la precisión y la autenticidad de los participantes. Las parejas, elegantemente vestidas, dejaron que cada nota musical recorriera sus cuerpos hasta convertirse en un símbolo de herencia viva, de un legado que se transmite con orgullo y pasión desde los hogares y las escuelas, hasta los grandes escenarios de nuestra región.

Pero el momento más vibrante de la jornada llegó con la puesta en escena de los grupos de rajaleña infantil, que, con sus versos picarescos, humor inteligente y una instrumentación tradicional cargada de ritmo y alegría, lograron conectar a grandes y chicos en una misma emoción. El estruendo del carángano, la dulzura del tiple, el retumbar de la tambora, el estrépito de los cien pies, el ritmo de la esterilla, el chucho y la guitarra, tejieron una atmósfera de jolgorio inigualable.

Agrupaciones como Los Guipas de Rumichaca, Los Zumbambicos, Las Garzoneñas, Los Pescuezones, Agrupación Folclórica Los Opitas, Los Pescueguambis, Grupo de Rajaleña Juvenil «Aires Mauxiforianos de Fortalecillas», Los Rucios de Tuco Reina, Los Pescueñitos de Paicol, Los Guambitos y Los Zumbas del Magdalena, encendieron el alma de los asistentes. Con creatividad, picardía y autenticidad, sus coplas contaron historias cotidianas del campo y la ciudad, con críticas suaves, bromas simpáticas y verdades entre risas que describen la idiosincrasia del pueblo huilense.

El público, emocionado y conmovido, no dudó en responder al llamado del rajaleña: muchos se levantaron a bailar, aplaudir y corear los versos, mientras otros simplemente se dejaban contagiar por la energía de los niños y niñas que hoy son custodios del legado de don Ulises Charry y tantos otros cultores que han engrandecido el folclor del Huila.

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Este evento, más allá del espectáculo artístico, es una declaración de principios: el folclor huilense no está en riesgo de desaparecer mientras existan niños y jóvenes que, con alegría y orgullo, sigan aprendiendo a zapatear el bambuco o entonar la rajaleña. Es, sin duda, una apuesta por la preservación de nuestras tradiciones, un llamado a las instituciones y a las familias para continuar promoviendo estos espacios que fortalecen la identidad cultural desde la infancia.

Como lo ha señalado en múltiples ocasiones el maestro de maestros, la cultura no se hereda por decreto: se enseña, se vive, se celebra. Y eso es precisamente lo que ocurrió en la plazoleta del Centro de Convenciones: una auténtica celebración de la vida, del talento, de la historia y de la esperanza.

En tiempos donde la globalización amenaza con uniformar costumbres y borrar lo autóctono, actos como el Encuentro Infantil de Rajaleñas y Bambuco Tradicional se convierten en un bastión de resistencia cultural, una forma de decirle al mundo que en el Huila el folclor no es solo una manifestación artística, sino el alma misma de su gente.

Y mientras suene la tambora, mientras los niños sigan entonando coplas, mientras se siga bailando bambuco con dignidad, el alma del Huila seguirá latiendo con fuerza.

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