Un reciente estudio global revela que Colombia supera el promedio mundial de jóvenes que deciden no continuar su formación universitaria. Aunque los factores económicos pesan, expertos señalan que el desencanto con los modelos educativos tradicionales y el auge de alternativas más flexibles están redefiniendo lo que hoy significa “educarse”.
DIARIO DEL HUILA, Análisis
Durante décadas, los gobiernos en Colombia han concentrado esfuerzos en ampliar el acceso a la educación superior. Sin embargo, una realidad creciente pone en jaque ese propósito: una proporción significativa de jóvenes ya no quiere estudiar una carrera universitaria. De acuerdo con la Encuesta Global 2025 sobre la Generación Z y los Millennials, elaborada por Deloitte, el 43 % de los jóvenes colombianos de ambas generaciones ha decidido no ingresar a la universidad, cifra considerablemente superior al promedio global, que ronda el 31 %.
Aunque las razones económicas siguen siendo el motivo más común —el 74 % de los millennials y el 64 % de los Gen Z en Colombia lo afirman—, no es el único factor en juego. La encuesta revela que muchos jóvenes están replanteando sus trayectorias de vida. El 22 % de los Gen Z y el 16 % de los millennials aseguraron que su principal plan de vida es emprender, mientras que un número similar busca caminos profesionales que no necesariamente pasan por un título universitario.
Este fenómeno no se limita a Colombia. A nivel global, el desinterés por los estudios universitarios también crece, pero en el país se ve acentuado por una percepción negativa hacia las universidades y sus programas. Según el analista educativo Ricardo Rodríguez, los jóvenes están desencantados con un modelo educativo rígido, costoso y prolongado, que no les garantiza empleabilidad ni responde a sus intereses inmediatos: “Quieren aprender a su ritmo, según sus necesidades y sin rellenos curriculares”, advierte.

Además, la pertinencia de los estudios universitarios está bajo cuestionamiento. De acuerdo con la Encuesta de Opinión en Educación de la Fundación Empresarios por la Educación, el 59 % de los jóvenes colombianos que trabajan lo hacen en áreas no relacionadas con lo que estudiaron. Esta desconexión entre formación y mundo laboral refuerza la idea de que hay otras maneras de prepararse para un empleo digno o para crear empresa.
Andrea Escobar, directora de Empresarios por la Educación, sostiene que “el sistema educativo no está orientando adecuadamente a los jóvenes hacia las oportunidades reales del mercado laboral”. Aunque muchos aún creen que un título universitario garantiza mejores empleos, un 33 % de los encuestados discrepa. Esto, sumado a las crecientes ofertas de educación no formal, muestra un panorama en transformación.
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A pesar de ello, las cifras de matrícula universitaria en Colombia no han caído drásticamente en los últimos años. Según el Ministerio de Educación, la cobertura bruta alcanza el 55,38 %, lo que implica que todavía hay cerca de dos millones de jóvenes fuera del sistema. Lo que sí ha cambiado es el tipo de oferta que está ganando terreno: carreras cortas, técnicas y tecnológicas, educación virtual, y cursos modulares o “apilables” orientados a competencias específicas.
Algunas universidades ya están respondiendo a esta demanda de cambio. La Universidad Icesi en Cali implementó recientemente un modelo que permite al estudiante construir su carrera según sus intereses. En Bogotá, instituciones como Los Andes y la Javeriana han lanzado programas técnicos con trayectorias flexibles y homologables, orientadas a empleabilidad temprana. Incluso grandes universidades colombianas ahora ofrecen certificaciones a través de plataformas como Coursera o edX, con cursos respaldados por instituciones de renombre internacional como Harvard o el MIT.
Este giro en la educación apunta a una pregunta fundamental: ¿está el sistema preparado para formar a jóvenes que no quieren seguir el camino tradicional? La respuesta parece estar en construcción. Mientras tanto, los jóvenes toman el control de su aprendizaje, buscan caminos alternativos, y obligan al sistema a repensarse.
La educación en Colombia no está muriendo, pero sí está cambiando. Las universidades ya no son el único camino. Y para una generación que valora la libertad, el emprendimiento y el equilibrio personal, aprender no es dejar de estudiar, sino decidir cómo, cuándo y para qué hacerlo.

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