Con la autorización de la Superintendencia de Industria y Comercio, las EPS bajo intervención podrán negociar directamente con laboratorios y distribuidores para adquirir medicamentos. Esta medida busca eliminar intermediarios y abaratar costos, pero expertos advierten que la crisis financiera del sistema de salud podría limitar su impacto.
DIARIO DEL HUILA, SALUD
En un intento por mitigar las crecientes barreras en el acceso a medicamentos, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) autorizó recientemente a nueve Entidades Promotoras de Salud (EPS), actualmente intervenidas por la Superintendencia Nacional de Salud, a realizar procesos de negociación directa con laboratorios, distribuidores e importadores del sector farmacéutico.
Este permiso permite que las EPS coordinadas por la Supersalud puedan adelantar compras conjuntas de medicamentos, lo cual no se considerará una práctica restrictiva de la libre competencia. El objetivo es claro: reducir los costos derivados de los intermediarios, optimizar el flujo de recursos y, en consecuencia, garantizar un mejor acceso de los pacientes a sus tratamientos.
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Según explicó la SIC, esta medida no implica una compra en bloque —como ocurre en otros modelos centralizados—, sino un esquema de negociación conjunta, en el que cada EPS conservará la responsabilidad individual de sus pagos y obligaciones. Esta aclaración es importante para garantizar que no se diluya la responsabilidad directa que cada entidad tiene frente a sus afiliados.
¿Una salida viable?
La decisión llega en un momento de alta tensión en el sistema de salud colombiano. Las deudas acumuladas entre los diferentes actores, los retrasos en pagos y la iliquidez de varias EPS intervenidas han causado un colapso paulatino en la entrega oportuna de medicamentos, generando angustia entre miles de pacientes.

Para Augusto Galán, exministro de Salud y actual director del Observatorio Así Vamos en Salud, esta medida podría representar una mejora en la eficiencia de compra de medicamentos. “En teoría puede ayudar a disminuir los costos, porque se fortalece el poder de negociación frente a los laboratorios”, afirma. Este tipo de esquemas permitiría obtener descuentos por volumen y eliminar intermediarios que hoy encarecen el precio final.
No obstante, Galán también lanza una advertencia: “Esas nueve EPS están en una situación de criticidad muy compleja. Tienen un patrimonio negativo que supera los 10 billones de pesos”. Este antecedente financiero, asegura, podría generar desconfianza entre los proveedores y restar efectividad al nuevo modelo de negociación directa.
En ese sentido, insiste en que para lograr resultados positivos es fundamental que las EPS intervengan primero sus problemas de iliquidez y salden las deudas que tienen con clínicas, hospitales y proveedores de medicamentos. Solo así podrán recuperar la credibilidad necesaria para que este mecanismo funcione.
Perspectiva del sector farmacéutico
Desde la industria, el anuncio también ha sido recibido con cautela. Ignacio Gaitán, presidente de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación (Afidro), considera que cualquier esfuerzo por mejorar el acceso a medicamentos es bienvenido. “Es una señal positiva para el sistema y para los ciudadanos”, asegura.
Sin embargo, Gaitán también subraya que las deudas históricas con los laboratorios siguen siendo un obstáculo grave. “Venimos acumulando deudas importantes que deben ser parte de la conversación. Sin una solución a eso, es difícil avanzar”, afirma.
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Tanto Gaitán como Galán coinciden en que los resultados de esta nueva medida dependerán en gran parte de la transparencia en el flujo de recursos y de la trazabilidad en los pagos a lo largo de toda la cadena. “Podría haber una desalineación de incentivos si los proveedores prefieren negociar con EPS más solventes”, concluye Galán.
En efecto, sin una reforma estructural del sistema que resuelva la crisis financiera de raíz, las acciones aisladas podrían no generar los cambios de fondo que el país necesita.
Un paso con potencial, pero condicionado
La autorización para compras conjuntas representa una herramienta con potencial para hacer más eficiente la entrega de medicamentos, sobre todo en el contexto de intervención en el que se encuentran estas EPS. Sin embargo, no es una fórmula mágica.
El sistema de salud colombiano atraviesa una etapa crítica donde los esfuerzos por recuperar la confianza, garantizar pagos y optimizar los recursos deben ir de la mano. Esta medida puede ser un paso en la dirección correcta, pero sin una recuperación real del músculo financiero de las EPS y sin voluntad de todos los actores, el impacto podría quedarse corto.









