Neiva vivió este domingo una jornada histórica con la realización de la Marcha del Silencio, una movilización ciudadana que reunió a miles de huilenses en un acto pacífico, respetuoso y conmovedor para rechazar la violencia política y respaldar al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, víctima de un atentado esta semana.
DIARIO DEL HUILA, NEIVA
Las calles del centro de la capital huilense se tiñeron de blanco. Familias completas, jóvenes, adultos mayores, líderes sociales, profesionales, comerciantes y ciudadanos del común caminaron en completo silencio, portando globos blancos, pancartas con mensajes de solidaridad y la bandera de Colombia como símbolo de unión. El mensaje fue uno solo y retumbó en los corazones de todos los presentes: “¡Fuerza, Miguel!”.
Durante la jornada, que se desarrolló en completa calma, también se vio la presencia de figuras nacionales como Juan Daniel Oviedo, quien acompañó el recorrido junto a líderes regionales y ciudadanos. “Hoy no hay banderas partidistas, hay un país que se une por la vida, la democracia y la esperanza”, afirmó el exdirector del DANE, destacando la capacidad del Huila para liderar este tipo de expresiones ciudadanas.
La movilización inició en las inmediaciones del Parque Leesburg y culminó con una emotiva oración colectiva. El himno nacional fue entonado con fuerza, mientras el cielo de Neiva se llenaba de bombas blancas en símbolo de paz.
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Un clamor desde el Huila
Lo que ocurrió en Neiva no fue un hecho aislado. Fue parte de una expresión nacional que encontró en esta región del sur del país uno de sus epicentros más significativos. El Huila se levantó con fuerza, pero sin gritar. La ciudadanía huilense mostró madurez cívica, compromiso con la democracia y un profundo rechazo a la violencia como instrumento de confrontación política.
“Neiva está demostrando que no se queda callada frente a la injusticia. Estamos marchando no solo por Miguel, sino por todos los colombianos que creemos en la paz y en el respeto por la vida”, dijo una manifestante mientras sostenía una pancarta que decía: “Colombia quiere vivir en paz”.
Una jornada que unió a Colombia
Al igual que en Neiva, miles de personas salieron a las calles en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga. En la capital del país, la movilización partió desde el Parque Nacional hasta la Plaza de Bolívar, donde se elevaron oraciones, se guardó un minuto de silencio y se soltaron globos blancos con el rostro de Miguel Uribe.
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En Medellín, más de 50 mil personas se sumaron a la jornada; en Cali, una bandera de 800 metros encabezó la caminata; y en Barranquilla, la Plaza de la Paz se colmó de ciudadanos vestidos de blanco. En cada rincón del país, el mensaje fue el mismo: Colombia no acepta la violencia como forma de hacer política.
Lo que comenzó como un acto de solidaridad con Miguel Uribe se convirtió en una expresión de unidad nacional, donde miles de colombianos, sin importar ideologías, coincidieron en algo esencial: la vida es sagrada, la democracia se defiende, y la violencia no tiene cabida en el futuro de la nación.
Desde el corazón del Huila hasta los extremos del país, Colombia habló con firmeza, y lo hizo en silencio, pero con un eco que retumba en todo el territorio: “¡Fuerza, Miguel!” y “¡Fuerza, Colombia!”.
