Por: Oscar Eduardo Trujillo Cuenca
¿Alguna vez te has detenido a pensar en cuántas veces tuviste que comenzar de nuevo? ¿No solo en lo laboral, también en lo personal, en los sueños, en los proyectos que alguna vez creíste definitivos y que resultaron ser solo estaciones de paso? y sí! no siempre es fácil, a veces cuesta más el duelo de lo que se va que la emoción por lo que viene, pero hay algo poderoso en esa sensación de tener un lienzo en blanco otra vez e iniciar de nuevo.
Cuantas veces, en el desarrollo de un nuevo proyecto al que le apuestas alma, tiempo y corazón, simplemente no se da. Y resuena en tu cabeza ¿y ahora qué? enfrentarse a ese temor que se equilibra también con el alivio de soltar; porque a pesar del dolor, puedes volver a empezar desde otro lugar… más maduro, más auténtico, más tú.
Comenzar de nuevo no significa que hayas fracasado, significa que decidiste no quedarte donde ya no avanzas, donde ya no vibras, donde ya no eres tú. Es una autoproclama de decirle a la vida “Estoy listo para seguir, aunque no lo entienda del todo”.
Recomponernos más de una vez, a pesar de las dudas, de sentir miedo, pero también reconociendo que nunca se comienza desde cero, siempre se arranca desde la experiencia, desde las cicatrices que enseñan más que cualquier manual, desde una versión más consciente de uno mismo. Y eso, créanme, vale oro.
Estamos en tiempos de reinicios, donde muchas personas están cerrando ciclos, soltando, despidiéndose de trabajos, de vínculos, de rutinas que ya no tienen sentido, y está bien, la vida no es una línea recta, a veces toca recalcular la ruta, cambiar de dirección, ajustar los sueños y atreverse.
Comenzar de nuevo no es rendirse, es reinventarse, es tomar aire, hacer espacio, y volver a intentarlo con más alma.
“A veces, lo mejor que te puede pasar… es volver a empezar.”
#LaFraseDeOscarT
