En una verdadera tormenta política se ha convertido la decisión del ejecutivo de convocar una Consulta Popular, en contra de la institucionalidad colombiana. Es tal el desespero electoral del presidente Gustavo Petro Urrego, pero que desconoce la decisión del Senado de la República que negó dicha iniciativa, lo cual ha generado una mayúscula polarización de los colombianos, por imponer autoritariamente su pensamiento arrogante y fuera del contexto real y de la lógica institucional, desconociendo a los demás poderes públicos del Estado Colombiano. Si esa es la estrategia que va a seguir impulsando, para ganar las próximas elecciones de su movimiento político, está totalmente equivocado. Esa no es la forma de vender la imagen gubernamental desgastada y con unos índices de popularidad adversos, así no lo quieran aceptar los áulicos que lo siguen, los cuales están desconociendo la percepción nefasta que tiene el constituyente primario, por la forma como está conduciendo los destinos del país. Es una afrenta a la democracia colombiana.
Se siguen conociendo los grandes escándalos de corrupción en las entidades públicas del orden nacional, que están salpicando a su entorno ministerial y a algunos congresistas a los cuales les han comprado sus conciencias para que le voten sus iniciativas, pero que actualmente están siendo investigados por los organismos de control, que ha enviado a algunos a la cárcel. Paralelo a lo anterior, la cruda oleada invernal que está afectando al país, está provocando la afectación de miles de familias en algunas regiones del país, por las crecientes y remociones en masa, quienes han sufrido la muerte de varias personas y daños a sus viviendas, bloqueos en las vías, daños en la infraestructura productiva y que ha obligado a los entes territoriales a buscar ayudas a la U.N.G.R.D., pero que no han podido recibir ayudas por la falta de recursos, porque fueron hurtados por los sindicados de acuerdo a los informes divulgados por los medios de comunicación sobre las denuncias en las audiencias donde se encuentran rindiendo versión ante los estrados judiciales.
Y como si fuera poco, los escándalos de supuestos casos de corrupción que se ha presentado en la empresa de Ecopetrol y otras entidades del Estado, que, junto con el aumento desbordado de la criminalidad en el país, están provocando un rechazo al gobierno nacional por la forma como se ha desentendido del apoyo las instancias nacionales para atender las demandas sociales. Igualmente, los taponamientos, anuncios de paros, desplazamientos forzados y el aumento desbordado de los cultivos ilícitos en algunos departamentos, están haciendo metástasis en su gobernabilidad, porque no se vislumbra una luz al final del túnel, para encontrar soluciones estructurales a las afugias que viven las familias colombianas. Es oportuno que el presidente Petro lidere la unión y la búsqueda de consensos para sacar adelante a Colombia.
