Pese a contar con una economía agropecuaria consolidada, el Huila enfrenta un estancamiento en su crecimiento económico según las más recientes cifras del DANE. Con una participación del 1,7% en el PIB nacional y un desempeño inferior al promedio del país, el departamento se rezaga frente a regiones similares, mientras Neiva, su capital, no logra consolidarse como un motor de desarrollo.
DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) publicó recientemente su boletín técnico sobre el Producto Interno Bruto por Departamento, correspondiente al año 2024 en su versión preliminar. Este documento revela información clave sobre la estructura y el comportamiento de la economía regional en Colombia, y ofrece datos precisos sobre la participación de cada departamento en la generación de riqueza nacional. En este contexto, el departamento del Huila y su capital, Neiva, aparecen con una participación económica que, si bien relevante para el sur del país, resulta insuficiente en términos de crecimiento, transformación productiva y bienestar per cápita.
A lo largo de este análisis, se abordarán las cifras que evidencian el rezago económico del Huila, las causas estructurales de este fenómeno, el impacto diferencial en Neiva como centro urbano principal, y las perspectivas de acción que debería considerar la región si desea superar su actual estancamiento productivo.

Participación del Huila en el PIB nacional: cifras que preocupan
De acuerdo con el boletín del DANE, el Producto Interno Bruto nacional en 2024 alcanzó los 1.706 billones de pesos. De este total, el Huila aportó 29,3 billones de pesos, ubicándose en la decimocuarta posición entre los 33 entes territoriales analizados (32 departamentos y Bogotá D.C.). Esta participación representa apenas el 1,7% del PIB nacional.
Aunque esta cifra podría parecer aceptable en el contexto de un departamento intermedio, lo cierto es que evidencia un bajo dinamismo relativo frente a otras regiones con características demográficas y geográficas similares. Departamentos como Boyacá (45,2 billones), Tolima (37 billones) y Meta (54,7 billones) superan ampliamente al Huila, pese a compartir una economía tradicionalmente basada en el agro o la industria ligera.
Crecimiento regional: un Huila rezagado frente a las tendencias nacionales
El crecimiento del PIB nacional en 2024 fue de apenas el 1,6%, en un contexto de desaceleración global y presiones inflacionarias. Sin embargo, 19 departamentos superaron ese crecimiento promedio. El Huila no fue uno de ellos. Aunque el boletín no detalla la tasa específica de crecimiento por departamento, su exclusión de la lista de territorios con desempeño superior al nacional permite inferir que el crecimiento del departamento fue igual o inferior al promedio, situándolo entre los 14 entes territoriales con peores resultados.
Esta situación resulta preocupante para una región que en años anteriores había mostrado ciertas señales de dinamismo gracias a la producción de café, la piscicultura, el turismo cultural y natural, y el desarrollo del sector comercio en su capital, Neiva. La aparente pérdida de tracción económica obliga a una revisión de las políticas de desarrollo departamental.

PIB per cápita: una brecha que evidencia desigualdad regional
Otro indicador relevante que presenta el DANE es el PIB por habitante. En 2024, el promedio nacional fue de 32,4 millones de pesos por persona. El Huila no se encuentra entre los departamentos que superan esa cifra. Esto indica que, en términos relativos, los huilenses generan y reciben menos riqueza en comparación con la media nacional.
Este fenómeno evidencia un doble rezago: uno en volumen total de riqueza producida, y otro en la distribución efectiva de esa riqueza entre la población. En otras palabras, el crecimiento limitado no solo impide el desarrollo empresarial, sino que también afecta directamente la calidad de vida de los ciudadanos.
Vocación productiva: agrocentrismo sin transformación
El Huila hace parte de la región Central, junto con Antioquia, Tolima, Caldas, Risaralda, Quindío y Caquetá. Esta región contribuyó con el 23,4% del PIB nacional, siendo Antioquia el principal motor (63,5% del total regional). El Huila apenas representa el 7,4% dentro de este conjunto.
La región Central creció un 2,1%, superando el promedio nacional. Dicho crecimiento se explicó por el buen comportamiento de actividades agropecuarias (+9,5%), administración pública y salud (+3,1%), arte y recreación (+8,0%) y construcción (+4,7%). No obstante, sectores como la industria manufacturera (-1,8%) y la minería (-6,3%) decrecieron, afectando el equilibrio sectorial.
Para el Huila, esto implica una reafirmación de su dependencia del agro. La caficultura, el arroz, la piscicultura y la ganadería siguen siendo los pilares de la economía departamental. Sin embargo, esta vocación no ha sido acompañada de un proceso robusto de transformación industrial o agroindustrial, lo que limita la generación de valor agregado y empleo calificado.

Neiva: epicentro de un crecimiento limitado
Como centro urbano y económico del Huila, Neiva concentra buena parte del comercio, los servicios y la inversión institucional del departamento. Sin embargo, su desempeño económico no logra convertirse en un motor de crecimiento regional.
Uno de los factores que explica esta situación es la escasa participación de sectores de alta productividad, como las tecnologías de la información, las industrias creativas, el desarrollo financiero o los servicios profesionales avanzados. Neiva ha centrado su dinamismo en el comercio tradicional, el sector público y los servicios personales, sin lograr consolidar un ecosistema empresarial competitivo y moderno.
También influye la falta de infraestructura logística de gran escala, la limitada conexión con corredores logísticos nacionales y la baja inversión en ciencia, tecnología e innovación. Esto hace que Neiva continúe dependiendo de la demanda interna y de las transferencias estatales, sin lograr una autonomía económica sólida.
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Actividades económicas: sectores rezagados y oportunidades latentes
A nivel nacional, los sectores con mejor desempeño fueron: agricultura (+8,0%), salud y educación (+3,3%), arte y entretenimiento (+8,2%) y comercio (+1,4%). Por el contrario, decrecieron la minería (-5,0%) y la industria manufacturera (-2,1%).
Este panorama permite ver que el Huila podría aprovechar su vocación agropecuaria para impulsar cadenas de valor asociadas a la agroindustria, pero necesita superar su rezago industrial y su dependencia del comercio informal. La transición hacia una economía basada en el conocimiento y la sostenibilidad sigue siendo una deuda estructural.
En el caso de Neiva, sectores como el turismo cultural (por ejemplo, San Pedro), la educación superior, los servicios de salud y la gastronomía podrían representar nichos de oportunidad si se articulan con proyectos de desarrollo territorial y fortalecimiento empresarial.

Retos y propuestas para un nuevo modelo de desarrollo regional
El estancamiento económico del Huila y la baja dinámica de Neiva exigen una reestructuración profunda de las políticas de desarrollo regional. Algunas líneas de acción podrían incluir:
- Fomento de la agroindustria: Apoyar la transformación de productos primarios como café, arroz, tilapia, cacao y frutales andinos en productos procesados, con alto valor agregado.
- Infraestructura logística y digital: Mejorar vías terciarias y secundarias, así como promover conectividad digital de alta velocidad en zonas rurales y urbanas.
- Educación técnica y pertinencia laboral: Fortalecer la formación técnica y tecnológica articulada con las demandas del mercado regional y nacional.
- Innovación y emprendimiento: Crear fondos regionales de innovación y centros de desarrollo empresarial que impulsen proyectos locales.
- Diversificación turística: Potenciar el turismo histórico, cultural, natural y gastronómico, integrando municipios a circuitos regionales.
- Apuesta por energías limpias: El Huila tiene potencial en energía solar y pequeñas centrales hidroeléctricas que podrían convertirse en nuevos motores de inversión sostenible.
De la inercia al cambio estructural
Los datos presentados por el DANE deben ser leídos no solo como un retrato contable, sino como un diagnóstico de urgencia. El Huila, con una riqueza natural y cultural destacada, enfrenta una crisis silenciosa de estancamiento productivo. Su baja participación en el PIB nacional, su crecimiento inferior al promedio y su bajo PIB per cápita son síntomas de un modelo económico que ha llegado a su límite.
Neiva, como capital, debe asumir el liderazgo en la transformación económica del departamento. La articulación entre sector público, academia, empresa privada y sociedad civil es fundamental para construir un nuevo horizonte de desarrollo.
El camino no es sencillo, pero es inaplazable. Superar la inercia y repensar la economía del Huila es una tarea que exige visión, compromiso político y audacia institucional. La economía regional no puede seguir siendo espectadora pasiva de los avances nacionales; debe convertirse en protagonista de su propio desarrollo.

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