Alvaro Hernando Cardona González
Uno de los recursos naturales renovables más complejos de conceptualizar, analizar y regular es el paisaje. Y dado que por donde vayamos, tenemos paisajes, y este se valora desde un punto de vista muy subjetivo (lo que para una persona es valioso y destacado, para otra no lo es) es lógico que su degradación se convierte en uno de los problemas ambientales más complejos.
Los factores que están erosionando nuestros paisajes son: la expansión urbana descontrolada, la intensificación agrícola, el fraccionamiento del suelo rural, la explotación insostenible de los recursos naturales y la deforestación, entre otros. Por tanto, cada uno y la suma de todos trae graves consecuencias para los ecosistemas, el suministro de agua, la fragmentación de hábitats, la pérdida de biodiversidad, la alteración de los ciclos naturales para la fertilidad del suelo, impactando la biodiversidad y el bienestar de las comunidades que dependen de ellos.
Recientemente para enfrentar esta otra arista de la crisis ambiental, ha surgido una alternativa: la gestión regenerativa del paisaje. Un enfoque novedoso que trasciende la conservación y restauración tradicional, no solo mitigando los daños causados, sino restaurando los ecosistemas y promoviendo la sostenibilidad ambiental. La verdad aún no se hallan beneficios preventivos. La gestión regenerativa del paisaje representa un cambio de paradigma en la relación entre el ser humano y la naturaleza, en lugar de conservar los paisajes de manera estática o restaurarlos a un estado anterior, la regeneración busca revitalizar los ecosistemas, restaurar sus funciones y fortalecer su resiliencia ante futuras amenazas. La infraestructura verde, como parques urbanos y humedales restaurados, proporciona servicios ecosistémicos esenciales, y los corredores ecológicos facilitan la conectividad entre hábitats fragmentados, favoreciendo la biodiversidad.
Cabe mencionar la acción popular 2024-00200-00 tramitada ante el Tribunal Administrativo del Huila donde se discute en el fondo si las medidas impuestas contractual y ambientalmente a los concesionarios viales son suficientes para garantizar las conectividades ecosistémicas o es necesario complementarlas.
Como decíamos esta estrategia apuesta por la recuperación, pero no es eficaz para la prevención. Por eso insistimos, como lo hemos hecho tanto en este espacio, que se hace cada vez más necesario definir áreas que por encima de otra consideración, más que la vida y la salud de la vida en todas sus formas, sean excluidas de actividades económicas. Desde cualquier lado, seguir aplazando esta política pública, no es otra cosa que ahondar en la hipocresía ambiental. Evidencia además incoherencia.








