Harold Salamanca
El cáncer es hoy uno de los mayores desafíos de salud, social y económico del siglo XXI. Y es también una prueba de liderazgo. Un país que enfrenta el cáncer con estrategia y visión demuestra su compromiso real con la vida, con la equidad y con el futuro. Colombia tiene hoy una oportunidad única: escribir un nuevo Plan Decenal de Cáncer que esté a la altura de su gente, de su talento y de sus desafíos.
El plan anterior (2012–2021) fue un paso decidido y necesario. Permitió estructurar políticas, alinear actores y mejorar capacidades. Pero el mundo ha cambiado. El cáncer también. Hoy, más personas viven con la enfermedad, los tratamientos son más sofisticados y costosos, y los sistemas de salud si no planifican colapsan. En 2020, Colombia registró más de 119.000 nuevos casos de cáncer y cerca de 54.000 muertes. Para 2040, esa carga podría duplicarse si no actuamos con decisión.
Además de cifras, se trata de personas que pueden vivir más y mejor si detectamos a tiempo, si eliminamos barreras, si priorizamos la prevención con el mismo rigor con que se gestiona una economía. Un buen plan nacional de cáncer amén de ser un documento técnico más, es una herramienta de política pública que salva vidas, mejora la calidad de vida, reduce desigualdades y evita que los costos financieros de la atención en etapas avanzadas desborden y ahoguen el sistema.
Los países que han entendido esto como Australia, Chile o Canadá han reducido la mortalidad. De igual manera liberan recursos para innovar, integrar cuidados paliativos, proteger a las poblaciones más vulnerables y sostener financieramente sus sistemas en el largo plazo.
Colombia tiene talento clínico, evidencia local, liderazgo institucional y sociedad civil activa. Lo que hace falta es una decisión firme: alinear la voluntad política con la urgencia en salud. Este nuevo plan debe ser intersectorial, territorial, medible y humano. Debe tener metas ambiciosas y alcanzables. Y debe construirse escuchando a pacientes, a oncólogos, a comunidades.
La historia juzgará a los países por sus intenciones, pero también por su capacidad de actuar. Hoy, con la suficiente evidencia científica y estadística que contamos y el reto de evitar muertes por cáncer que son prevenibles, invito a todos los actores del sistema de salud a exigir, construir y respaldar un nuevo plan decenal de cáncer para Colombia. hsalamanca@fundacionsalbo.org








