Un brote de gripe aviar altamente patógena fue detectado en una granja comercial en Río Grande do Sul, en el sur de Brasil. Este incidente ha generado una reacción en cadena en el mercado internacional, con más de 20 países suspendiendo las importaciones de pollo brasileño. La medida afecta significativamente a Brasil, que es el mayor productor y exportador mundial de pollo.
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La lista de países que han suspendido las importaciones de pollo brasileño es extensa e incluye a China, la Unión Europea, México, Irak, Corea del Sur, Chile, Sudáfrica, entre otros. Algunos países han optado por suspender las importaciones de toda Brasil, mientras que otros solo han restringido las compras de la región afectada. La suspensión de importaciones de mercados clave plantea desafíos para el sector avícola brasileño.
El gobierno brasileño ha asegurado que el consumo de pollo y huevos sigue siendo seguro para la población, ya que el virus no se transmite a través de la ingesta de estos productos. Sin embargo, la industria avícola enfrenta un desafío significativo para mantener su posición en el mercado internacional. El gobierno brasileño está trabajando en intensas negociaciones con países importadores para adoptar el principio de regionalización, que permitiría la compra de pollo de regiones no afectadas por la enfermedad.
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La situación en Brasil es un recordatorio de la importancia de la vigilancia y el control de enfermedades en la industria avícola. La detección temprana y la respuesta rápida son fundamentales para minimizar el impacto económico y sanitario de los brotes de enfermedades. En este contexto, la cooperación internacional y la adopción de medidas de bioseguridad efectivas son clave para proteger la salud pública y la economía [1].









