Con una multitudinaria misa celebrada este domingo 18 de mayo en la Plaza de San Pedro, el papa León XIV inició oficialmente su pontificado, marcando el comienzo de una nueva etapa para la Iglesia Católica. Más de 150.000 fieles se congregaron en el Vaticano, en una ceremonia solemne que contó con la presencia de delegaciones de alrededor de 150 países, incluidos los reyes de España, el presidente de Ucrania y el vicepresidente de Estados Unidos.
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El nuevo pontífice, nacido en Estados Unidos y con nacionalidad peruana, recibió el palio y el Anillo del Pescador, símbolos de su autoridad espiritual, en una misa cargada de simbolismo y tradición. Antes de asumir la Cátedra de San Pedro, León XIV rezó ante la tumba del apóstol, acompañado por patriarcas y arzobispos de las iglesias católicas orientales, reafirmando su intención de construir una Iglesia unida y abierta al diálogo.
Durante su homilía, el papa envió un claro mensaje sobre el estilo de liderazgo que pretende ejercer: “El papa no debe ser un líder solitario ni un jefe por encima de los demás, sino un servidor que camine junto a su pueblo”. Con estas palabras, León XIV dejó ver su compromiso con un pontificado centrado en la cercanía, la humildad y la justicia social.
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Al finalizar la celebración y durante el rezo del Regina Coeli, León XIV no dudó en abordar la crisis humanitaria en Gaza, denunciando que “los niños, las familias y los ancianos son llevados al hambre”. Así, el nuevo pontífice se presenta como una figura dispuesta a alzar la voz ante las injusticias del mundo, dejando en claro que su papado no será indiferente frente al sufrimiento humano.









