Las lluvias torrenciales han dejado al municipio de Santa María, Huila, con el 80% de su red vial rural afectada. La Gobernación lidera la atención a la emergencia con maquinaria y presencia permanente en el territorio, mientras se solicita apoyo urgente al Gobierno Nacional.
Las lluvias no han dado tregua en el centro del Huila. En el municipio de Santa María, el panorama es alarmante: el 80% de la malla vial secundaria y terciaria está seriamente afectada, dejando ver la vulnerabilidad de un territorio que, una vez más, enfrenta los embates del clima sin contar con la infraestructura necesaria para responder a tiempo.
Una comisión técnica encabezada por la Oficina Departamental para la Gestión del Riesgo de Desastres de la Gobernación del Huila recorrió los puntos más críticos en compañía de la alcaldesa del municipio y expertos en infraestructura. El diagnóstico fue contundente: 13 tramos viales en la zona rural están en condición crítica y requieren intervención inmediata.
Las vías, que ya eran precarias en condiciones normales, han quedado intransitables. La comunidad, incomunicada en varios sectores, enfrenta dificultades no solo para el transporte de productos agrícolas, sino también para acceder a servicios básicos como salud y educación.
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Maquinaria sí, pero no suficiente
Para enfrentar la emergencia, la alcaldía de Santa María ha dispuesto 500 horas de maquinaria amarilla, una respuesta importante pero insuficiente ante la magnitud del desastre. Según los técnicos, se necesitarían al menos 1.500 horas de retroexcavadora para atender todos los deslizamientos registrados.
Además, urge realizar labores de dragado en quebradas y afluentes, cuya obstrucción por sedimentos amenaza con generar represamientos e inundaciones en zonas habitadas. La situación ha encendido las alarmas no solo por la movilidad, sino por los riesgos secundarios que puedan derivarse si no se actúa con prontitud.
En este contexto, la Gobernación del Huila ha sumado otras 500 horas de maquinaria para reforzar los trabajos y lanzó un llamado urgente al Gobierno Nacional para que se articule en la atención con al menos 500 horas adicionales, así como 60 horas de retroexcavadora de oruga. La respuesta del nivel central será decisiva para evitar que el aislamiento se convierta en una crisis humanitaria.
Presencia institucional permanente
Mientras tanto, los equipos de la Gobernación permanecen en territorio. “La presencia institucional es permanente. Desde el primer momento hemos acompañado al municipio y trabajamos articuladamente para garantizar la atención y recuperación de las zonas afectadas”, afirmó Isabel Hernández Ávila, jefe de la Oficina Departamental para la Gestión del Riesgo de Desastres.
Además del frente vial, ya se están gestionando ayudas humanitarias para las familias damnificadas y la entrega de un banco de materiales que permita rehabilitar parcialmente algunos sistemas de acueducto averiados por la emergencia.
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Un reto estructural
La emergencia en Santa María vuelve a poner sobre la mesa un problema estructural del departamento: la fragilidad de la red vial rural y la baja capacidad de respuesta frente a desastres naturales. Aunque el invierno es recurrente, la inversión en infraestructura resiliente y la prevención siguen siendo tareas pendientes.
Hoy, Santa María enfrenta su crisis más reciente, pero el mensaje es claro para el resto del departamento: el cambio climático y la falta de planeación están pasando una factura alta. La reconstrucción tomará tiempo, recursos y voluntad política. Pero, sobre todo, exige que lo vivido sirva como alerta para que no vuelva a repetirse en otros municipios del Huila.
