En su primera misa como Papa, celebrada este lunes en la Capilla Sixtina junto a los cardenales, León XIV hizo un llamado firme a que la Iglesia asuma con decisión su papel como testigo del Evangelio en un mundo que —advirtió— prefiere la tecnología, el poder y el placer al mensaje de Cristo.
En su reflexión, el nuevo pontífice habló de los desafíos contemporáneos para la fe, del riesgo del “ateísmo de hecho” incluso entre los bautizados, y de la urgencia de desaparecer como individuos para que Cristo permanezca.
El sucesor de Pedro, elegido apenas horas antes en el mismo recinto del Vaticano, habló primero en inglés, de forma improvisada, agradeciendo a los cardenales por su confianza: “Sé que puedo contar con cada uno de ustedes para caminar conmigo como Iglesia, como amigos de Jesús, como creyentes que proclaman la Buena Noticia”, expresó.
A partir del Evangelio en el que Pedro reconoce a Jesús como el Hijo de Dios vivo, León XIV delineó lo que espera de los creyentes en este tiempo: un compromiso personal con Cristo y una vida eclesial que no se limite a lo ritual o institucional, sino que sea expresión viva del Evangelio. “Hoy también son muchos los contextos donde la fe cristiana se considera un absurdo, algo para personas débiles o poco inteligentes”, dijo. Frente a eso, insistió en que la misión evangelizadora no se puede postergar.
Le puede interesar: Habemus Papam: León XIV asume como nuevo líder de la Iglesia Católica
El Papa también expresó su preocupación por un fenómeno que considera extendido: la reducción de Jesús a una figura inspiradora o simplemente humana, incluso entre fieles. “Jesús es reducido a un líder carismático o superhombre, y esto no solo entre los no creyentes. Muchos bautizados terminan viviendo un ateísmo práctico”, lamentó. Para León XIV, ese alejamiento interior del núcleo de la fe representa una de las heridas más graves de la Iglesia actual.
Hablando como obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal, citó a San Ignacio de Antioquía para recordar que el verdadero discípulo es aquel que desaparece para que Cristo brille. “Gastarse hasta el final para que a nadie falte la oportunidad de conocer y amar a Jesús”, pidió. En ese sentido, pidió a Dios la gracia de ser un servidor fiel, acompañado por la intercesión de María, Madre de la Iglesia.
Puede leer: León XIV inició su papado con llamado a la paz y mensaje en español









