En un discurso incendiario que pronunció el presidente Gustavo Petro Urrego, el jueves anterior en la Plaza de Bolívar, con motivo de la celebración del día del Trabajo, generó bastante rechazo en la opinión pública nacional, por la forma amenazante e irrespetuosa contra el Congreso de la República, que, en tono amenazante y autoritario, lanzó diatribas y mensajes hostiles que dejan mucho que desear del primer mandatario de los colombianos. Se le notaba el odio y el sesgo ideológico contra este órgano del poder público, que sacó más de 18 millones de votos en las pasadas elecciones. No hay derecho que se continue generando más conflictos y más polarización política al interior de la sociedad colombiana, con el fin de satisfacer sus caprichos electorales, que no conducen a plantear soluciones estructurales a las más grandes problemáticas en que se encuentra sumida la Nación. En ningunos de sus apartes de esta retórica barata, planteó como iba a ser su accionar para corregir el asesinato continuo, masacres, secuestros a los integrantes de las Fuerza Pública y del glorioso ejército nacional y para contrarrestar el avance de la criminalidad en el país, que tiene sometido a más de 800 municipios del país.
Y como si fuera poco, enarboló la espada de Bolívar emulando al fallecido expresidente de Venezuela que el 10 de febrero de 2010 en una manifestación realizada en Caracas. Algunos expertos de la opinión pública han expresado jocosamente, que parecía a un Papa repartiendo bendiciones, a lo largo de los cuatro puntos cardinales. Pero lo inaudito, fue fondear la bandera de la muerte, que fue creada por Simón Bolívar en el año de 1.813 durante un periodo de seis años, para confrontar a los ejércitos españoles que tenían el yugo contra la población criolla, durante el periodo colonial. Pero actualmente no se están presentando esas condiciones políticas en el país. Por este motivo, rechazamos totalmente esa actitud hostil y revanchista contra los integrantes del templo de la democracia. Así es donde se crean, se debaten y se aprueban las Leyes y Actos Legislativos de la Republica. A esta institución, el ejecutivo, no puede obligarle a aprobar sus iniciativas, muchas de ellas salidas del contexto.
Dichos simbolismos que buscan irradiar un impacto favorable a sus intereses electoreros, lo que están generando es un ambiente de rechazo y de confrontación con todos los demás sectores políticos del país. Cada día se escuchan en las regiones y medios de comunicación a nivel nacional e internacional, la forma nefasta como ha sido conducido el país durante los últimos 33 meses. Los indicadores bursátiles donde Colombia tiene sus intereses en el Exterior se están desplomando y cada vez los bonos que ha ofertado, las empresas auditoras de riesgo, los consideran bonos basura y están provocando que se incremente el costo de la deuda externa.







