Por: José Eliseo Baicué Peña
Más de 600 millones de personas hablan actualmente el idioma español en el mundo. Esto, lo convierte en el tercer idioma más hablado como lengua materna después del inglés y del chino mandarín.
Resulta gratificante que nuestro idioma, uno de los más bellos, esté tomando mucho impulso en los últimos años. Cada vez más personas se interesan por aprender la lengua de Cervantes. Un idioma romance que proviene del latín, como el portugués, italiano y rumano, y que continúa conquistando más adeptos y territorios.
Son 21 países donde el español es el idioma oficial. Eso, sin contar con algunos estados donde una gran cantidad de habitantes lo habla como E.E. U.U., Andorra, Gibraltar y Belice.
En Estados Unidos, por ejemplo, aproximadamente 42 millones de personas hablan español como lengua materna, lo que equivale al 13% de la población. Y, se advierte un creciente interés por aprender este idioma. En E.E. U.U. también existen 15 millones de hispanoparlantes bilingües, convirtiéndolo en el segundo país, después de México, con más habitantes de habla hispana.
En este sentido, y de acuerdo con proyecciones del Instituto Cervantes, Estados Unidos llegará a ser la nación con más personas de habla hispana en el año 2060, cuando el 27.5% de su población será de origen hispano.
Ahora bien, resulta sorprendente conocer que los norteamericanos que no hablan español, lo están aprendiendo. Pues, el 50% de los estudiantes universitarios estadounidenses y el 70% de niños y jóvenes de la educación media escogen el español para aprenderlo, y en segundo plano de preferencia se encuentra el francés.
Sin embargo, y pese a este evidente aumento de hispanohablantes, resulta contradictorio que este idioma se maltrate, se hable mal, se escriba muy regular y se lea pésimamente.
¿Qué estará pasando? ¿Por qué hay debilidad a la hora de interpretación de textos en los estudiantes preuniversitarios y universitarios? ¿Bajo qué modalidades se está motivando a los niños con la lectura? ¿Ha contribuido o no la tecnología a mejorar y cultivar esta lengua?
Estos son interrogantes sobre los que amerita reflexionar y plantear algunas propuestas.
En principio, diría que el papel de la tecnología en este proceso ha sido positivo porque ha permitido el acceso a mucha información fomentando el aprendizaje y generando nuevo conocimiento.
Aunque, hay que decirlo, se han producido modificaciones en la forma en que leemos y escribimos. Hoy se avanza en la cuarta revolución industrial, y con ella vendrán muchos desafíos que habrá que enfrentar.
