El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió este lunes en la Casa Blanca a su homólogo salvadoreño Nayib Bukele, en una reunión que consolidó a El Salvador como uno de los aliados estratégicos en la política migratoria estadounidense.
Durante el encuentro, Trump agradeció el respaldo del Gobierno salvadoreño en la recepción de migrantes expulsados bajo acusaciones de terrorismo, así como por el uso del Centro de Confinamiento para el Terrorismo (Cecot), una megacárcel de máxima seguridad, para su reclusión.
“Estados Unidos tiene un problema con el crimen y el terrorismo, y estamos agradecidos con El Salvador por colaborar activamente en la solución de ese problema”, expresó Trump ante medios en el Despacho Oval.
Por su parte, Bukele reafirmó el compromiso de su gobierno con esta política y dejó claro que no permitirá la liberación ni el retorno de migrantes considerados peligrosos, incluso si existen recursos legales en su contra.
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“¿Cómo voy a enviar a un terrorista a Estados Unidos?”
La afirmación fue hecha por Bukele al ser consultado por el caso de Kilmar Ábrego García, un ciudadano salvadoreño que fue deportado desde EE. UU. y recluido en el Cecot el pasado 15 de marzo. Aunque sobre Ábrego pesaba una orden judicial que impedía su deportación, el Gobierno estadounidense lo incluyó en un grupo de 261 migrantes expulsados tras ser identificados como presuntos miembros de organizaciones criminales, entre ellos la Mara Salvatrucha (MS-13).
“Por supuesto que no voy a hacerlo. ¿Cómo voy a enviar a un terrorista a Estados Unidos?”, sentenció Bukele al justificar su negativa a entregar nuevamente al detenido. “No lo voy a liberar. No nos gusta liberar a terroristas en nuestro país”, agregó el mandatario centroamericano.
El caso de Ábrego García hace parte de un operativo más amplio, bajo el cual fueron deportados 238 venezolanos y 23 salvadoreños, en aplicación de una ley de más de dos siglos de antigüedad que permite la expulsión inmediata de personas consideradas amenazas para la seguridad nacional, sin necesidad de un proceso judicial ordinario.
La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, quien también asistió al encuentro bilateral, señaló que Ábrego había ingresado de forma irregular al país en 2019 y, aunque no registraba antecedentes penales en territorio estadounidense, había sido identificado como presunto integrante de una red criminal transnacional.
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