Por: Mario Solano
Estamos ante una explosión de aspirantes a la Presidencia de la República, provenientes de todos los espectros políticos con una diferencia notable: Los precandidatos de izquierda se identifican abiertamente con sus partidos y lo expresan sin reparos, mientras la derecha no tienen identidad partidistas, son políticos vergonzantes. Están desfilando en una pasarela política, esperando que algún partido los llame y les de un aval, porque tampoco están recogiendo firmas para respaldar su aspiración, lo que no les da seriedad, ni es respetable. Tradicionalmente, los partidos definen sus candidatos, de acuerdo con sus reglas internas y la identificación ideológica de sus miembros. Hoy vemos una proliferación de precandidatos que no quieren vincularse con ningún partido, pero sí aspiran a obtener su aval. Es un contrasentido político: sin Aval, no hay candidato posible. Pareciera que les da vergüenza identificarse con una colectividad, tal vez por el desprestigio de la política, pero es ingenuo pretender, jugar en el barro sin ensuciarse. La izquierda ha demostrado mayor coherencia. Sus precandidatos se presentan abiertamente como miembros de partidos y movimientos de izquierda, lo que les otorga una mayor claridad ante la ciudadanía. Los de derecha predomina la ambigüedad y el temor a identificarse, les da pena decir que son de derecha, se avergüenzan, no se sienten orgullosos de lo que son y menos defender esos ideales, un gran problema es lo que tienen, y es porque no estudian los beneficios de su ideología para argumentar y defender lo que son. De los más de 60 precandidatos o mas que han surgido hasta ahora, solo se observa un partido que adelanta un proceso interno serio para elegir su candidato entre cinco aspirantes. En el resto del espectro político abundan grupos de exalcaldes, exgobernadores, exministros y figuras de diversa procedencia que aparecen cada semana, sin partido y sin proceso definido para un aval y poder ser un candidato serio. La recolección de firmas, demuestra que ese camino es difícil, costoso y muchas veces infructuoso. ¿Alternativa? lo sensato sería que estos precandidatos dejen de ser vergonzantes de la política, alinearse con el partido que más se acerque a sus ideas, rescaten sus partidos si es eso. La política requiere coherencia y claridad, algo que no se ve hoy en día, De lo contrario, esta pasarela de candidatos sin partido, solo contribuirá a profundizar la desconfianza ciudadana y la crisis de representación.








