Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
Durante los cargos públicos que he desempeñado durante mi trasegar terrenal, me he caracterizado por ser una persona visionaria, buscando siempre el bienestar del personal que labora conmigo y para brindarle a los usuarios un bienestar integral y que conduzcan a mejorar el desempeño de las actividades que se desarrollan al interior de las entidades que dirigido. Por tal motivo, deseo realizar una corta crónica sobre la construcción del edificio y del auditorio Ramiro Peralta Morales (que fue inaugurado la semana anterior) de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad Surcolombiana. Me he desempeñado como docente catedrático en el área de Economía, adscrito al Programa de Administración de Empresas desde el año 1990, previa una convocatoria que se realizó al interior de la Usco. Cuando el jefe de Programa de esta carrera me asignó la carga académica, visualicé la oficina del Decano de la Facultad. Me hice el propósito de ser el Decano de la Facultad en el futuro. Yo continué desempeñando los cargos públicos en horarios diurnos. Como profesor lo hacía en la jornada nocturna. El sueño se me cumplió y fue designado por el Honorable Consejo Superior de la Usco, el 19 de septiembre de 2007, Ha sido el primer y único profesor catedrático que ha ocupado esta honrosa posición de dirección en la Facultad.
Una vez posesionado, como Decano, convoqué a una reunión a los profesores de mi unidad académica en las horas de la tarde del mismo día de la posesión. En una sala de 3 por 3 metros, sin ventilador y con las ventanas abiertas, empecé a expresarles mi plan de trabajo que iba a desarrollar en los siguientes tres años de mi periodo como Decano. Al final de la reunión, les expresé a los asistentes, que tenía un sueño. Que nuestra Facultad de Economía y Administración debía tener un edificio propio al interior del Alma Mater. Otras, ya lo tenían. La Decanatura, las jefaturas de Programa, los administrativos y las oficinas de los profesores, no reunían las condiciones adecuadas para su funcionamiento. Inclusive algunas estaban diseminadas en otros edificios de la Usco. La respuesta de los profesores que estaban en la reunión fue de un pesimismo absoluto. Me manifestaban que desde tiempos pretéritos se hablaba de la construcción del Edificio y no se concretaba nada. Que no existía una voluntad política por parte de las Directivas de la Usco para tomar tal decisión. De toda forma les expresé, que esa era mi obsesión.
Al siguiente día, visité al Doctor Luis Alberto Cerquera Escobar, Rector de la Universidad Surcolombiana, quien venía desempeñándose en el cargo desde tres meses atrás. Al final de la reunión muy cordial que tuve con la primera autoridad administrativa de la Usco, le expresé mi solicitud para que nos apoyará en la Construcción del Edificio de la Facultad de Economía y Administración. La respuesta, como era de esperarse y de una manera muy decente, me hizo ver que las condiciones presupuestales de la Institución no lo permitían. Todavía recuerdo el gesto de risa, pero con mucho respeto del doctor Cerquera, para decirme que era imposible atender dicha solicitud. La próxima semana, seguiré narrando a través de estas líneas de mi columna que me publica el primer medio de comunicación del Surcolombiano, sobre esta interesante historia.
