Se cumple un año del peor error histórico cometido por el gobierno nacional de intervenir las 10 EPS más importantes que durante las últimas tres décadas han venido prestando los servicios de la salud a todos los colombianos. Aunque este sistema venia presentando fallas en su operación, no era necesario que la Super salud asumiera el control directo y manejo de estas entidades. Se nombraron para dirigirlas a activistas, con el fin de iniciar el proceso de la liquidación total con el fin de satisfacer las directrices del presidente Gustavo Petro Urrego. Infortunadamente la actitud de disminuirle progresivamente las transferencias de la Salud a estas instituciones, ha generado la más profunda crisis para que los pacientes que buscan desesperadamente una prestación adecuada y humana, sean atendidas sus enfermedades por especialistas y que les suministren los medicamentos adecuados para su recuperación. Por tal motivo, la sociedad colombiana está atravesando un momento muy complejo y difícil, por la agudización que se ha presentado en la prestación de los servicios de salud, cuya responsabilidad constitucional la tiene el Estado Colombiano. El gobierno nacional ha convertido este tema en un asunto netamente político, el cual debe ser técnico.
Por donde se le mire, hay una crisis de la salud sin solución a la vista. Es momento de sentarse a dialogar. El sistema necesita un salvavidas, así sea transitorio. Las personerías municipales, se han convertido en las oficinas receptoras de las quejas y tutelas contra estas dependencias. Ya no valen las acciones de cumplimiento, porque no existen recursos suficientes para financiar este gasto para la salud de las familias colombianas. Cada vez la crisis es superior. Son dantescas los dramas humanos que se viven alrededor de las EPS y de los centros hospitalarios del país. Pero el gobierno no acepta la realidad. Simplemente viven en la estratosfera buscando responsabilidades en los demás sectores políticos. Algo absurdo. Los pacientes son los que están sufriendo en carne propia de las incompetencia e ineptitudes gubernamentales para brindarles soluciones.
En el país, no cesa la polémica en torno a la crisis de medicamentos y a la prestación de los servicios de salud, que tiene en vilo y en un completo desespero a decenas de miles de usuarios. Tal como lo vienen reportando los medios de comunicación, la realidad empeoró en los últimos días, lo cual se tradujo en protestas de los usuarios y un cruce continuo de mensajes entre el presidente de la República y los representantes del sector privado. La impaciencia de la gente es razonable, al igual que las actitudes de desespero. Lo anterior, solo está ocurriendo en el gobierno del cambio. No se puede seguir jugando con la salud de las personas. A ellas no les interesa los líos y confrontaciones políticas que presenta el actual gobierno.