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‘A toda marcha’ recuperan zonas que resultaron afectadas en los incendios

Mar 24, 2025

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Alrededor de 20.000 hectáreas de áreas quemadas se registraron en algunos municipios del Huila, a raíz del intenso verano que se registró en el segundo semestre del 2024. Hoy en día autoridades ambientales trabajan arduamente para recuperar estas zonas que se vieron afectadas por las intensas llamas.

DIARIO DEL HUILA, HUILA

Por: Leidy Catalina Durán Vásquez

La recuperación de una zona natural quemada es un proceso largo y complejo, pero existen diversas medidas de restaurarla, así lo explicó Camilo Agudelo, director de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena, CAM.

Fueron alrededor de 20.000 hectáreas de áreas quemadas que se registraron en algunos municipios del Huila, a raíz del intenso verano que se registró.

“Nosotros tuvimos el año pasado un balance definitivo de 20.000 hectáreas de áreas quemadas. De esas 20.000 hectáreas, estimamos que alrededor de 2.000 fueron áreas de coberturas naturales, áreas de cobertura boscosa. Hemos implementado un proyecto piloto con el que estamos arrancando”, indicó el Director.

En un principio son 500 hectáreas las que están recuperándose con una estrategia integral, una estrategia de recuperación de la fauna.

“Cómo garantizamos alimentación, agua para la fauna que llega, una acción de enriquecimiento también de especies vegetales e ir evaluando cómo se va recuperando la naturaleza. Es lamentable que estemos en esta situación, creo que siempre el llamado a atención es a prevenir los incendios”, expresó Agudelo.

De acuerdo con el funcionario, los incendios son de los fenómenos naturales más agresivos con la naturaleza, con la biodiversidad, con los animales.

“Ahora estamos intentando hacer un trabajo que es costoso, que es largo, pero que tenemos que avanzarlo de recuperación y restauración de esas áreas naturales que fueron quemadas. Por ejemplo, con el municipio de Palermo, donde tenemos problemas, que se quemó parte de la cuenca hidrográfica que abastece el municipio. Estamos diseñando allí un convenio, un proyecto con el alcalde, que se trata vía compensaciones ambientales”, sostuvo Camilo Agudelo.

Según expertos, sus efectos implican la pérdida de tierra fértil, nutrientes y elementos vegetales -lo que supone la degradación y desertificación del suelo-, la contaminación de aguas superficiales y subterráneas, la desaparición de acuíferos y otras muchas consecuencias dañinas y a veces irreversibles.

“Estamos orientando compensaciones ambientales de proyectos como autovías, fundamentalmente que es la ruta que va hacia Bogotá. Ellos tienen algunas obligaciones de compensaciones y las estamos orientando a recuperar las áreas que fueron quemadas también en Aipe. Entonces, estamos como sumando con todos los aliados de a poco para ir avanzando en la recuperación de estas áreas, porque realmente el balance fue muy doloroso y casi que una tragedia ambiental la que tuvimos en el departamento”, argumentó Agudelo.

Esas restauraciones ecológicas son de largo aliento. 

El proceso

Cómo lo explicó el Director de la CAM, la restauración hace parte de conocer la dinámica de los ecosistemas naturales. Es decir, lo primero que se debe hacer es caracterizar cuál es la composición, estructura y función de esos ecosistemas que fueron afectados.

El diagnóstico de la situación y de las zonas quemadas es el primer paso: analizar la funcionalidad del suelo y la capacidad de regeneración natural de la vegetación. Además, hay que tener en cuenta que un mismo incendio afecta de forma diferente a cada zona dependiendo de aspectos como la densidad y tipología vegetal e, incluso, la orografía del terreno. 

“Es un proceso donde empezamos a hacer enriquecimientos, siembras nuevamente, facilidades también para la fauna que llegue, que se alimente, que tenga agua e ir evaluando para que esos ecosistemas traten de llegar a ser lo más similar posible a los ecosistemas que fueron afectados. Pero claramente lo que hacemos es enriquecimientos con especies nativas, con las especies propias del ecosistema, que son las que en últimas tienen que volver a garantizar esas dinámicas naturales que se producían allí”, dijo. 

Esas restauraciones ecológicas son de largo aliento. Por ejemplo, en bosques ecotropicales se puede tener periodos de recuperación de 30 o de 40 años incluso, para tratar de tener dinámicas similares a las que existían antes del proceso del incendio forestal.

“En fauna fundamentalmente lo que hacemos es facilitar las condiciones para que la fauna pueda llegar, porque cuando se desarrolla el incendio, la fauna se queda sin alimentación, se queda sin agua. Entonces desarrollamos una serie de metodologías para poner estos comederos, para poner estos bebederos, y que la fauna también poco a poco empiece a recuperarse”, explicó Agudelo.

La recuperación puede durar entre 30 a 40 años.

Los incendios en 2024

“Hoy tenemos más de diez municipios con incendios activos y 22 municipios en alerta roja también por este mismo fenómeno. Es muy doloroso ver todos los impactos que han ocasionado los incendios, que contribuyen al aumento de la deforestación, la pérdida de la biodiversidad y la afectación a la fauna silvestre y las cuencas abastecedoras como es el caso de Palermo y Teruel”, expresó Agudelo Perdomo en un comunicado del mes se septiembre del 2024.

Según el reporte de la Central de Emergencias del Departamento, se presentaron más de 17 Incendios Forestales en los municipios de Palermo (3), Teruel (1), Neiva (6), Hobo (1), Aipe (1), Íquira (1) Yaguará (1), La Plata (3); los cuales fueron siendo atendidos por los Cuerpos de Bomberos de los diferentes municipios del Huila, bajo la coordinación de la Delegación Departamental, así como otras instituciones como el Ejército Nacional, La Policía Nacional, la Defensa Civil y la Cruz Roja que prestan apoyo en estas contingencias.

En lo corrido del año 2024, se han presentado un total de 516 eventos de incendios de cobertura vegetal en 35 de los 37 municipios del Huila, afectando más de 6.533 hectáreas.
Vale la pena mencionar que la CAM expidió la Resolución 2792 de 2024 a través de la cual prohibió en todo el territorio huilense las quemas abiertas para la preparación de terrenos y para otras actividades productivas, con el fin de prevenir afectación sobre los recursos naturales y la biodiversidad.

“Quien inicie quemas de basuras, desechos agrícolas y quemas de lotes para la preparación de terrenos, podrán incurrir en sanciones de hasta 100 mil salarios mínimos y penas de cárcel que van desde los seis y los 12 años”, aseveró el Director de la CAM en su momento.

El riesgo de pérdida de suelo

El suelo es la base de todo. La lluvia y el viento arrastran las capas más superficiales, que son las que contienen la materia orgánica. Se puede proteger el suelo con los propios restos quemados, convenientemente troceados y esparcidos, o colocados a modo de barreras que contienen el suelo arrastrado.

También se pueden hacer pequeñas presas en los arroyos para retener los sedimentos, sembrar herbáceas que cubran el suelo y eviten la erosión e incluso arrojar paja desde helicópteros.

Tras un incendio, lo deseable es que la administración competente haga un trabajo para contener la posible erosión. Lo habitual es esperar al menos un año antes de reforestar o de autorizar reforestaciones.

Las posibilidades de regenerarse sin intervención humana

Para que la vegetación preexistente pueda regenerarse deben quedar semillas y/o plantas vivas en la misma zona quemada o en sus proximidades. No todas las especies tienen la misma capacidad de recuperación tras un incendio ni de propagar sus semillas a larga distancia. Las altas temperaturas pueden favorecer a aquéllas cuyas semillas germinan bien en esas condiciones.

Por otra parte, aunque se haya quemado el tronco, hay especies que pueden rebrotar, como es el caso de la encina o del melojo. Otras no, como los enebros y la mayor parte de los pinos. Por tanto, si el banco de semillas no ha quedado muy dañado y las especies quemadas tienen posibilidad de recuperarse, no será necesario reforestar.

Si algunas especies no tienen capacidad de recuperación, la intervención puede limitarse a la necesaria para apoyar a estas especies. Si el daño a la vegetación ha sido muy intenso y no hay opciones para la regeneración natural, habrá que intervenir. En cualquier caso, para que la regeneración sea posible es necesario evitar la pérdida de suelo o mantenerla en unos límites tolerables.

Si lo que se ha quemado es una de aquellas repoblaciones forestales efectuadas hace décadas con una elevada densidad de solo una o dos especies de pino, sí debe aprovecharse el incendio para intentar generar una nueva combinación de especies más resistente al fuego y al cambio climático.

Esto conlleva introducir diversidad de árboles y arbustos autóctonos, ya que los bosques diversos son más eficaces ante el fuego y después del fuego, menos vulnerables a las plagas y más fuertes ante el calentamiento global.

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