Desde tiempos pretéritos las Empresas Públicas, Las Ceibas, ha venido sosteniendo un ritmo acelerado del aumento de costos de funcionamiento, que están generando un deterioro progresivo en sus finanzas. No es justo que dichos gerentes, no hayan tenido pertinencia, ni se hubieran apropiado en la búsqueda de soluciones estructurales, para salvar financieramente esta organización que es considerada patrimonio de todos. No hay derecho que hayan sido permisivos firmando convenciones laborales con los sindicatos que posee, sin medir los riesgos económicos que están colocando en serios riesgos el futuro de la operación de ésta, que es la encargada de administrar y dirigir el suministro de agua y de la prestación de los servicios de acueducto y alcantarillado de todas las familias neivanas y de las empresas que desarrollan sus actividades económicas en esta localidad. Y los resultados se empiezan a sentir actualmente, porque los recursos que se obtienen, no alcanzan para financiar la inversión que se necesita para rehabilitar y recuperar las redes de conducción y rehabilitación de las redes de acueducto y alcantarillado que se encuentran vetustas y destruidas porque fueron construidas hace 70 años para una ciudad, cuya población no superaba los 60 mil habitantes.
Además, la única fuente de agua que suministra este recurso hídrico al acueducto ha empezado a colapsar en épocas de verano e invierno y no se vislumbra una solución estructural para buscar nuevas alternativas para buscar la captación de agua. Las administraciones municipales anteriores han carecido de una prospectiva de desarrollo para garantizar la prestación de estos servicios esenciales para el bienestar de las familias neivanas. El mayor desangre financiero que presenta esta organización, es producto de la abultada nómina que solo satisface a los dirigentes políticos, que encuentran en las arcas su principal fuente de financiamiento de sus actividades políticas. El clientelismo lentamente está destruyendo el futuro de los neivanos. Y como si fuera poco, los altos e irracionales gastos originados para satisfacer el personal sindicalizado, que no tienen compasión, y saciedad para satisfacer sus apetitos burocráticos que no tienen fin. Son un tonel sin fondo. Es importante, que no estamos en contra de que el personal sindicalizado tenga unos ingresos que les permitan vivir dignamente con sus unidades familiares. Eso está bien.
Pero que tengamos que pagar todos los neivanos, transportes aéreos y viáticos para que les presten a ustedes y a sus familiares que sean atendidos por galenos de la medicina en otras ciudades del país, es algo absurdo. En Neiva, ya tenemos los mejores profesionales de la medicina para que sean atendidos. Pero por caprichos sindicales, exigen que sean en otras regiones. Hay que ser racionales y consecuentes con la situación financiera de la empresa. Claro está que en los procesos contractuales, los organismos de control han detectado oscuros intereses, que lesionan profundamente la salud financieramente de ésta.







