Por: Sergio Trujillo
Diputado Asamblea del Huila
Los recientes bloqueos protagonizados por el gremio de los arroceros en las carreteras del Huila y Tolima han puesto en evidencia una realidad que no podemos ignorar. Las justas exigencias de precios dignos y ayudas económicas al Gobierno Nacional fueron atendidas con un alivio económico inicial de cerca de 22 mil millones de pesos. Sin embargo, la reflexión que hoy propongo va más allá de la victoria obtenida por los arroceros.
Es necesario reiterar que el paro fue absolutamente justo. Los agricultores, columna vertebral de nuestra economía regional, merecen el respaldo del Estado para superar la crisis que enfrentan. Pero no podemos pasar por alto las consecuencias que los bloqueos generaron en otros sectores, como el turismo, el transporte y la comercialización de productos perecederos como el café, el cacao, el frijol, las frutas y el ganado. Muchos de estos productos entraron en descomposición, generando pérdidas millonarias a nuestros pequeños y medianos empresarios.
Esta situación nos invita a reflexionar sobre la creciente tendencia a recurrir a las vías de hecho como mecanismo de presión. Recientemente, los indígenas bloquearon nuevamente la Ruta 45 para oponerse a la instalación de nuevos peajes en el Huila. Habitantes de Palermo interrumpieron el tránsito exigiendo el arreglo de la carretera, y en Fortalecillas, zona rural de Neiva, la comunidad bloqueó la vía que conduce al relleno sanitario Los Ángeles, afectando la recolección y disposición de basuras de la mayoría de municipios del departamento.
En todos estos casos, las reclamaciones son legítimas. Pero, ¿hasta qué punto es justo afectar a quienes no tienen la culpa? ¿A los empresarios que luchan por salir adelante, a los transportadores que pierden sus ingresos diarios o a las familias que dependen del comercio local?
El Huila está avanzando. Las cifras de exportaciones y el crecimiento económico lo demuestran, siendo el sector agropecuario el principal motor de empleo y desarrollo. Pero este progreso depende, en gran medida, de la movilidad y el acceso a las vías para sacar nuestros productos al mercado nacional e internacional.
Hago un llamado respetuoso a los gremios y a la comunidad en general: sigamos defendiendo nuestros derechos, pero sin afectar a otros sectores que también jalonan nuestra economía. El diálogo debe ser la herramienta fundamental para encontrar soluciones. Desde la Asamblea del Huila, los 12 diputados estamos dispuestos a escuchar los justos reclamos y a servir de puente con las instancias del Gobierno Nacional.
No queremos que la cultura del bloqueo se normalice. Aprendamos del caso de los arroceros, cuya solución dependía del Gobierno Nacional y no de las gobernaciones de Huila y Tolima. Sigamos trabajando en equipo por un Huila Grande, más próspero, pero a través del diálogo, la concertación y el respeto por los derechos de todos. Recordemos que el progreso de nuestro departamento está en manos de todos.
