ALFREDO VARGAS ORTIZ
Orgullosamente abogado y docente de la U. Surcolombiana
Doctor en Derecho de la U. Nacional de Colombia
Las sedes de la Universidad Surcolombiana merecen ser tratadas como mayores de edad. Desde su creación en 1995, han adquirido la experiencia y la madurez necesarias para asumir la autonomía que les corresponde. Han transcurrido casi 30 años, y más del 20% de la matrícula de la institución se concentra en las sedes de Pitalito, que cuenta con más de 120.000 habitantes, y tiene una notable influencia en municipios como Acevedo (24,562 habitantes), Elías (3,736), Isnos (24,593), Oporapa (11,111), Palestina (10,454), Saladoblanco (10,076), San Agustín (32,409) y Timaná (20,919). Garzón, con más de 96,000 habitantes, es un polo de desarrollo en el centro del Huila y ejerce influencia sobre los municipios de esa zona, como Altamira (4,626 habitantes), Agrado (9,275), Gigante (35,498), Pital (14,030), Guadalupe (22,867), Tarqui (18,271) y Suaza (21,119). Finalmente, La Plata, con más de 80,000 habitantes, tiene una notable influencia en la región de la Argentina, Pital, Paicol, entre otros.
Cada una de estas sedes representa el sentir de las regiones del departamento y merece contar con el número adecuado de docentes y personal administrativo para desarrollar proyectos de investigación, proyección social y actividades académicas.
La autonomía de las sedes debe tomarse en serio, ya que las particularidades regionales de los territorios que representan las hacen estratégicas para que, desde la localidad, se formulen nuevos programas y se administren recursos con autonomía. Este modelo debería garantizar, de manera equitativa y justa, que el porcentaje de recursos destinado a cada sede sea proporcional al valor que cada estudiante aporta por matrícula. Las sedes no podrán seguir creciendo si los coordinadores, docentes y administrativos siguen siendo contratistas temporales de 8 meses. Es necesario hacer una proyección para que las sedes puedan contribuir al desarrollo de las regiones con proyectos estratégicos como la Universidad del Café, la apuesta turística, el desarrollo agroindustrial y la lucha contra el analfabetismo, la pobreza, la injusticia y la inequidad.
Si bien es cierto que la Universidad Surcolombiana ha avanzado con la aprobación, mediante el Acuerdo 057 de 2020, de la Política de Regionalización, que busca la desconcentración de funciones en las sedes regionales y fomenta los desarrollos necesarios en las funciones misionales de la institución, ya han pasado 5 años desde esta importante iniciativa. Sin embargo, los avances en este sentido no han sido significativos.
Es fundamental tener en cuenta las recomendaciones del Consejo Nacional de Acreditación (CNA), reflejadas en el Informe de Gestión de la Oficina de Aseguramiento de la Calidad de octubre de 2024. En este informe se señala la necesidad de “fortalecer la planta profesoral de tiempo completo de las sedes regionales, que presentan relaciones profesor-estudiante de 80:1 en La Plata, 63:1 en Pitalito y 49:1 en Garzón.”
Es hora de que las sedes alcancen su mayoría de edad. Necesitamos sedes fuertes que irradian conocimiento a los territorios y que lideren procesos para llevar a nuestra institución hacia adelante, actuando como un faro de luz para la consolidación del desarrollo social y humano que tanto anhelamos. Solo así, podremos consolidar una universidad de pensamiento universal.
