Las autoridades gubernamentales del Huila están muy preocupadas por el avance de la inseguridad provocada por los grupos narcoterroristas que han venido ejerciendo el control de estos territorios. La extorsión, narcotráfico y todas las expresiones de violencia, han desbordado el accionar institucional del gobierno nacional, producto del debilitamiento progresivo del ejército nacional y de la fuerza pública, que se ha venido presentando desde que se posesionó el actual primer mandatario de los colombianos. Los empresarios, comerciantes, campesinos, transporte público y otros sectores de la producción se encuentran muy preocupados por el aumento de las extorsiones, que están contribuyendo a la afectación de la dinámica productiva de estos departamentos. Igualmente, hay que respaldar el clamor gremial y de los gobernadores ante las instancias nacionales, para que focalicen su atención para contrarrestar este accionar delincuencial.
Las amenazas de las disidencias de Iván Mordisco y Calarcá que cada vía se fortalecen en el territorio del Huila, están generando temor y terror en los habitantes del municipio de Algeciras y otras localidades del departamento. Hay que reconocerle la gestión del gobierno departamental para obtener el apoyo de las instancias nacionales para fortalecer la logística de la inteligencia militar y del incremento del pie de fuerza, para contrarrestar estas expresiones de narcoterrorismo en nuestra región. Igualmente, los gremios económicos del departamento han venido clamando para mejorar la seguridad en esta región, la cual se encuentra en cuidados intensivos, así algunos sectores políticos afectos al ejecutivo afirmen que se ha sobre dimensionado el tema de la inseguridad. Nos hacemos una pregunta: ¿en qué planeta viven? La inseguridad y el deterioro del orden público es real y visible por toda la opinión pública. No se le puede bajar el vapor a este viacrucis que padecen 803 municipios del país, que se encuentran bajo la presión criminal de estas organizaciones.
La situación de orden público sigue siendo motivo de enorme preocupación en el país. A los reportes provenientes de estas zonas bajo el agobio de los grupos armados, no es una percepción. Es triste afirmarlo que estamos viviendo momentos difíciles. No podemos entregarle el país a los violentos. Los medios de comunicación y redes sociales están difundiendo imágenes de los cuadros dantescos sobre el narcoterrorismo que imperan en dichas localidades. No solo confirma que es cada vez mayor el poder de los grupos armados en ciertas regiones, que también muestran un aumento del confinamiento, que creció un 58 % en comparación con el del 2023, y si bien da cuenta de un aumento de la cantidad de personas desplazadas por la violencia, esta cifra sigue siendo escandalosa: 51.623 (la mitad indígenas y afrodescendientes), y no incluye los que este año han tenido que abandonar sus hogares en el Catatumbo. Es decir, hay motivos de mayor alarma.
