Por: Ernesto Cardoso Camacho
Puede sonar como una frase de cajón pero la realidad es que estas elecciones del año 2026, tanto de congreso como desde luego las presidenciales, serán decisivas para la frágil democracia colombiana.
De conformidad con el calendario electoral en este mes de marzo comienza la intensa actividad política que conducirá a definir el nuevo congreso y a la elección del próximo presidente en sus dos vueltas. Por ello, se conoce la expresión hípica traída a la política en el sentido que todos los aspirantes deberán tomar su lugar en el partidor, es decir, que los partidos tendrán que definir sus candidatos presidenciales así como a Senado y Cámara.
El sistema electoral vigente es claro en que para la presidencia existirán dos vueltas en mayo y junio de 2026; para el congreso los partidos deberán definir sus listas y la ley permite que estas sean abiertas o cerradas, así mismo exige que las respectivas listas obtengan una votación suficiente llamada umbral para tener derecho a la repartición de las curules en juego, las que se asignan con la llamada cifra repartidora. De esta manera para senado exige una votación mínima del 3% de los votos válidos y en el caso de la cámara, el umbral corresponde al 100% de los votos válidos dividido tal resultado por el número de curules a proveer, donde cada lista debe obtener un mínimo del 50% de dicha cifra final.
Para presidencia como bien se sabe en la segunda vuelta el ganador deberá obtener el 50% de los votos válidos más un voto.
En estas circunstancias las reglas del juego electoral son imperativas de cumplirse por todos los partidos o movimientos ciudadanos.
Por otra parte, los partidos tienen el derecho de postular los candidatos que integran las respectivas listas para el congreso otorgando los llamados avales que, de conformidad con la jurisprudencia constitucional vigente, una vez obtenida la curul esta corresponde al partido y no al candidato. Para presidencia, el partido o movimiento otorga el aval de presidente y vicepresidente.
Otro aspecto importante se relaciona con las inhabilidades o incompatibilidades de los eventuales candidatos establecidas en la constitución, las que pueden llegar a determinar la pérdida de la curul, previo proceso judicial ante el Consejo de Estado.
En relación con los aspectos de la financiación de las campañas, este se ha convertido en un verdadero entramado de corrupción por el ingreso de recursos ilegales o de dudosa procedencia, los cuales se originan en el narcotráfico y/o en delitos contra el patrimonio público derivados de la contratación estatal.
Lo que hoy se percibe con claridad es que el actual proceso político electoral se caracteriza por la aguda polarización ideológica entre izquierda y derecha; por el desgaste y pérdida de confianza y credibilidad en los partidos debido al clientelismo y las cerradas roscas de quienes ejercen esa representación; y por las constantes frustraciones relacionadas con las promesas incumplidas frente a sus electores. Desde luego un factor determinante viene siendo sin duda alguna, los reiterativos escándalos de corrupción en los cuales prevalece la impunidad.
En este contexto conviene señalar varias hipótesis específicamente relacionadas con el proceso regional del departamento y sobre la elección de cámara.
Se presume que el umbral podría estar entre 47 mil y 53 mil votos, dados los antecedentes estadísticos y las circunstancias que se observan en el sentido de la dificultad para la escogencia de candidatos; su respectiva o probable capacidad electoral para aportar al umbral necesario; la eventualidad de coaliciones o renuncias de algunos a sus partidos donde vienen militando, entre otras.
En estas circunstancias se rumora en los mentideros políticos que casi todos los partidos tienen dificultades para conformar las listas ante la cruda realidad de que solamente son 4 curules en juego y el umbral constituye un elemento determinante para acceder a obtener curules. Desde luego, la cifra repartidora también se constituye en determinante para la asignación de las curules.
Pues bien. En este mes de marzo ya empezaremos a observar quienes manifiestan sus deseos de aspirar a integrar las respectivas listas y con ello podríamos percibir las opciones reales de cada una de ellas en relación con el umbral, la cifra repartidora y las eventuales coaliciones o renuncias a militancias.
Existe otra percepción no menos importante y esta se relaciona con la seguridad de quienes intervendrán en esta nueva justa democrática, responsabilidad exclusiva del presidente como Jefe de Estado, Jefe del gobierno y Suprema autoridad adva.








