Esta es la historia de una mujer, que tal vez, no recibió suficiente información para detectar signos de alarma en la parte final de su embarazo y en medio de la angustia y la ayuda de familiares y vecinos dio a luz en su casa mientras su esposo llamaba desesperadamente una ambulancia que jamás llegó; al final, y casi que obligada por la policía llegó una, pero que no tenía ni el personal ni tan siquiera una pinza para cortar el cordón umbilical. Pero la historia no termina ahí, lo que iba a vivir esta mujer ni se lo imaginaba.
DIARIO DEL HUILA, NEIVA
Por: Leidy Catalina Durán Vásquez
¡Una historia de no creer! Aránzazu Saldaña, una mujer de 26 años quien el pasado 7 de febrero dio a luz a su segundo hijo, vivió todo un drama luego de que por destinos de la vida su hija se adelantó y nació en la casa.
La madre cuenta cómo lo que parecía ser un día normal en su vida, se convirtió en toda una pesadilla pues estuvo en juego la vida de ella y de su pequeña.
El viernes 7 de febrero, como de costumbre realizaba el almuerzo para su esposo e hijo, cuando de repente empezó a sentir fuertes dolores y sangrado, de inmediato alertó a su esposo, quien salió corriendo en busca de ayuda.
“Me empezaron los dolores duros como a las una de la tarde y marido me dijo vamos a dar una vuelta para caminar, nos dimos la vuelta a la manzana y yo no me aguante, yo le dije a él yo no puedo más, vámonos para la casa y si algo nos vamos para el médico, él me dijo bueno y llegamos ahí a la casa cuando en el portón fui a abrir, me cogió una contracción durísima que esa me hizo llorar, yo me agaché y me acurruqué y marido para no dejarme caer me cogió, luego fui al baño y me di cuenta que estaba sangrando y sentí la cabeza de mi hija afuera”, expresó la mujer.
Está familia reside en un asentamiento del barrio Alberto Galindo, donde poco acceso en vehículo, una vecina al ver al joven tan angustiado decidió ir a la casa para saber qué pasaba, cuando llegó se dio cuenta que Aránzazu estaba en trabajo de parto.
“Cuando la vecina llegó me dijo que detuviera a la niña, que no la dejara salir, pero era imposible, yo sentía que cada vez más la niña estaba afuera, pero yo tenía mucho miedo, no paraba de llorar, sentía temor por mi hija”, contó la madre.
De inmediato llamaron a una ambulancia para poder ser trasladada a un centro de salud, sin embargo, pasó minutos, eternos para la madre, y la ambulancia no llegaba. El esposo decidió ir hasta el CAÍ más cercano a pedir ayuda, y fue así, cuando minutos después llegó una ambulancia.
Mientras tanto, Aránzazu se encontraba en una angustia y desesperó por no saber qué hacer, pues su hija ya había nacido. Momentos después la hermana de Aránzazu llegó y se dio cuenta de la situación. “Cuando la ambulancia llegó yo ya estaba en la cama con mi hija, porque apenas me acostaron la niña salió”.
Al llegar la ambulancia, los profesionales le indicaron a la mujer que ellos atendían solamente accidentes de tránsito, que poco conocimiento tenían para atender un parto y tampoco contaban con los elementos necesarios. La mujer les suplico que las llevaran a un centro de salud.
“El camillero le dijo a mi hermana, coja la niña y póngasela encima de su hermana, porque estaba con el cordón ahí afuera, y ella le decía, pero mira, el cordón dijo, con mucho cuidado, póngala y póngala encima del cordón, entonces, y me dijo a mí, coja la niña duro, abrácela y cójala duro para que no la haga caer, pero en ningún momento el camillero cogió la niña ni nada, entonces ahí se bajó el conductor y entre el conductor, el camillero y los dos policías de la motorizada que hubo, me cogieron y me pusieron en la camilla y me sacaron de ahí, y me llevaron rapidito al CAIMI”, dijo Aránzazu.
Un viacrucis vivió en el CAIMI
Así, con el cordón aún conectado llegaron al CAIMI, donde inmediatamente una profesional de la salud les manifestó que no bajaran a la paciente porque ahí no podían atenderla, porque no contaban con los elementos necesarios que se requieren para atender un parto.
“Ahí en CAIMI, me iban a bajar y una señora salió y dijo, ‘aquí no la podemos atender, ni la bajen, no la bajen, porque aquí no la podemos recibir, porque acá no hay nada, no hay sala de parto, no hay nada para parto, llévesela para el hospital, o para donde quiera, pero acá no la podemos recibir’, y cerraron la puerta, entonces el camillero dijo, pero por qué, para acá nos mandaron”.
“Yo tenía mucho miedo de lo que le pudiera pasar a la niña porque ya llevaba mucho tiempo con la niña así conectada al cordón, yo solo lloraba”.
Según el relato de la mujer, minutos después abrieron la puerta y los dejaron ingresar al CAIMI, pero los profesionales de este lugar le advirtieron a la mujer y a su esposo que ellos no se hacían responsables de lo que pudiera pasar porque desde un inicio sabían que ahí no había los implementos necesarios para atenderlos.
“Llegaron tres doctoras y tres enfermeras, y a mí me pusieron en una camilla y a mi hija en otra, pero todavía con el cordón ahí, y ellos estaban buscando con qué cortarlo, con qué cortar el ombligo y todo eso, no habían guantes, no habían tapabocas, que no habían vacunas, que no sabían qué hacer, que ahí el gobierno no había dado nada de eso, que eso era primer nivel, que no sabían qué iban a hacer, se pusieron a experimentar, a mirar allá cómo hacían, y a lo último le cortaron el ombligo, y a mí la única que utilizó guantes fue la señora que me sacó la placenta”, relató.
“Me decían ‘a su hija toca mirar cómo se pesa, cómo se talla, cómo todo, y después se la entregamos, no pasa nada’, y duraron como 20 minutos con mi hija adentro y después me la llevaron allá, y ya eran como las ocho y media o nueve de la noche cuando llegaron de otro lado a vacunar a mi hija. Entonces me la quitaron, se la llevaron y le pusieron la vacuna. Y de ahí me dijeron que me tenían que remitir para que la viera un pediatra porque ahí era primer nivel, y no había pediatría”.
Lo aterrador de este caso, es que de acuerdo a un boletín que emitió la Alcaldía de Neiva el pasado 24 de abril del 2024 manifestaban que en el CAIMI estaban habilitados varios servicios, entre esos ginecología, pediatría y obstetricia.
“Actualmente, el CAIMI tiene un amplio portafolio de servicios, incluyendo urgencias hospitalarias, laboratorio clínico, imágenes diagnósticas, medicina familiar, pediatría, medicina interna, ginecología y obstetricia, farmacia y transporte asistencial básico. “Esta administración quiere dar prioridad al servicio humanizado. Vamos a darle esa importancia a los usuarios que llegan a nuestras instalaciones por muchas situaciones de salud, seguiremos humanizando al personal, para que sea óptima la atención y que la gente se sienta cómoda y bien atendida”, sostuvo la gerente (E) Katherinne Bonilla, en ese entonces.
La tortura no termina
Al día siguiente, la madre y su pequeña hija fueron trasladadas a Emcosalud con el objetivo de recibir atención más especializada pues ella debía revisarla un ginecólogo y a la niña un pediatra, para sorpresa de todos fueron recibidas por un neonatólogo, según él, el mejor en su oficio. Lastimosamente la bebe había recibido una bacteria, de acuerdo con el especialista por todo el tiempo que transcurrió antes de que le cortaran el cordón umbilical
“Llegamos y me mandaron a la niña a la UCI neonatal, allá el señor neonatólogo se presentó, me dijo que se llamaba Edgar Arboleda y me pregunto qué había pasado con la niña, y yo le comenté la misma historia, él me dijo, ‘la niña se va a quedar acá, le vamos a hacer un examen, el examen dura de cinco a siete días’ y entonces él me estaba explicando y yo me puse a llorar. Y él me dijo, ¿por qué se pone a llorar? Y yo le dije, porque yo tengo mi segundo bebé, mi primer bebé no me pasó así. Y dijo, ‘pues quién la manda a no tenerla en un lugar digno, por qué la tuvo en la casa, porque no se aguantó’. Yo le dije, es que yo aguanté mucho esperando la ambulancia y nunca llegó, la niña se me salió, yo no tuve la culpa, ella se salió y pues yo no la iba a sostener más, la podía matar o algo”, argumentó.
La mujer expresa que durante el tiempo que la niña estuvo hospitalizada el doctor siempre la hacía sentir culpable por no haberla tenido en un centro de salud donde se contara con todos los elementos, y que por esa razón la bebe está hospitalizada.
A raíz de este maltrato psicológico que vivió la mujer, tuvo que ser vista por psicólogos quienes determinaron que actualmente la mujer sufre de depresión posparto debido a todo lo que vivió luego de haber dado a luz a su pequeña.
“Lo que ellas vivieron fue una violencia”

Lourdes Mateus, concejala de la ciudad de Neiva, fue quien a través de sus redes sociales dio a conocer esta lamentable historia, ella, rechaza contundentemente estos actos de violencia que vivió la mujer y sus hijas, manifestó que llegará hasta las últimas consecuencias en este caso.
“este es un caso muy lamentable donde encontramos que se presenta violencia obstétrica en diferentes etapas de un proceso de parto, muy lamentable la situación de emergencia, que se presentó. Por otro lado, la situación de la de ese Carmen Emilia Ospina, que se agudiza con un comunicado revictimizador por parte de la gerencia, en donde prácticamente le dice mentirosa a una señora que con su propia voz está denunciando una situación de violencia que no tiene que ver con la disposición que el personal de salud tuvo para atender la emergencia, sino con la disponibilidad de materiales y herramientas que tenía el personal en ese momento para atenderla. Creo que es clarísimo el relato donde se manifiesta que no había disponibilidad de guantes ni de tapabocas, y yo le puedo decir con certeza al gerente que tampoco hay toallas para limpiar las manos y que todos los implementos que están destinados para atención del parto en el CAIMI están guardados en cajas y arrumados en otros lugares porque allí ese servicio, aunque está habilitado todavía, el CAIMI no tiene ni el personal ni el entrenamiento, ni tiene las condiciones para hacer una atención del parto, reforzando esta historia de la parafernalia que siempre hacen hablando de parto humanizado, pero cuando se llega a las realidades nos encontramos con casos tan dolorosos como este”, expresó la concejala.
Agregó: “esto es un llamado a la reflexión como sociedad de realmente la importancia que se le debe dar a eliminar la violencia obstétrica que está también normalizada, pues en el contexto social, muchas mujeres manifiestan haber sufrido de violencias obstétricas en el transcurso de su trabajo de parto y de su posparto inmediato y creo que eso es una cosa inconcebible, esa es una discusión que como sociedad tenemos que dar porque es una violencia sobre las mujeres arraigada que no puede seguirse normalizando este caso, tiene que dejar un precedente pues en relación a que son casos que están ahí y que deben reconocerse para poder incluso transformarlos”.
ESE se pronunció
A través de un comunicado Julio César Quintero, Gerente de la ESE Carmen Emilia Ospina dio a conocer cómo según ellos había ocurrido la situación, desde que la mujer llegó a buscar los servicios de salud al CAIMI, hasta cuando fue remitida a otra clínica.
“La ESE Carmen Emilia Ospina informa a la comunidad en general, que el día 7 de febrero de 2025 a las 15:30 p.m. recibe atención médica en el servicio de urgencias de nuestra sede CAIMI, mujer de 25 años y un recién nacido para valoración de binomio madre – hijo, el cual venía de parto domiciliario, recibido por una familiar de la paciente, traído por ambulancia extrainstitucional. Durante su atención, la paciente y su niño recibió por parte de todo el personal asistencial, tanto médicos como auxiliares y enfermera jefe, una atención integral conforme nuestros protocolos, tal cual está documentado en los registros de la historia clínica que se realizó en su momento y los cuales están a disposición para ser evaluados; incluyendo suministro de método anticonceptivo, consejería en lactancia materna, vacunación y registro del recién nacido, entre otros. La paciente permanece en observación permanente y continua por parte del personal asistencial, y luego se da egreso al completar 24 horas de vigilancia médica, con cita de control posparto y para planificación definitiva. Asimismo, el recién nacido es remitido desde el momento de su ingreso para valoración especializada por pediatría y es aceptado el día 8 de febrero en una institución de nivel superior donde continuaron con la atención requerida. Es nuestro deber aclarar que durante el proceso de atención no hubo ninguna carencia de los elementos necesarios para la atención, todo está evidenciado en la historia clínica”, dice el documento.









