Diario del Huila

El circo nacional

Feb 15, 2025

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Por: Ernesto Cardoso Camacho

Quizás algunos amables lectores podrán sorprenderse por el título de la presente columna de opinión. Sin embargo, observando con atención lo que viene ocurriendo en el desarrollo de la vida institucional colombiana, es inevitable pensar que quienes intervienen como actores protagonistas  del ejercicio del Estado; es decir, los partidos y sus jefes; los congresistas; el presidente y sus ministros; los grandes industriales y empresarios; los periodistas y medios de comunicación; inclusive actores del sistema judicial y de los organismos de control; todos ellos responsables de la conducción de los intereses ciudadanos, cada uno pareciera realizar su propia contribución a lo que se percibe como el gran circo nacional.

Lo grave de este asunto es que los espectadores del espectáculo pareciera que estamos adormecidos o anestesiados y con la pasividad evidente, nos limitamos a murmurar en privado o en los corrillos callejeros y/o eventos sociales, intentando desentrañar las causas del libreto y la posible responsabilidad de los actores.

Cada escándalo de corrupción de la clase política en el ejercicio del gobierno es opacado por el siguiente y de esta manera lo único claro es que hemos estado  gobernados por una dirigencia irresponsable, salvo muy contadas excepciones,  perteneciente a todos los espectro ideológicos, en donde los organismos de control y el sistema judicial no funcionan o si lo hacen, demoran años en concluir sus actuaciones cuando ya los daños se han causado y nadie los repara, generando así la impunidad que destruye los valores y principios que han soportado nuestra nacionalidad institucional.

El último o mejor más reciente episodio desvela a plenitud el circo nacional.

El presidente Petro que ofreció un cambio de estilo y de políticas públicas en el ejercicio del gobierno, oferta que conquistó las mayorías que lo llevaron al poder; acaba de producir, luego de dos años y medio de su período constitucional, una puesta en escena bochornosa e inédita, la cual le ha significado “un tiro en el pie “. Me refiero al consejo de ministros, televisado durante 6 horas, con el cual pretendía ilustrar al pueblo sobre como se deliberan y deciden los actos del gobierno, en un aparente gesto democrático y de transparencia.

El resultado no pudo ser más patético. Crudo enfrentamiento entre los ministros por la designación del señor Benedeti como jefe de gabinete; aceptación de que no se han cumplido más del 75% de las promesas electorales; renuncias irrevocables la mayoría ya aceptadas de quienes fungían como amigos cercanos del gobernante; en fin, la palpable demostración de la ineptitud del presidente Petro en su capacidad de gobernar, hecho que ya se había percibido desde su alcaldía de Bogotá.

Pero la sobremesa del espectáculo la ofreció el excompañero del presidente en el M19 y jefe de la Oficina de Inteligencia del gobierno, cuando desveló que el español nacionalizado a las volandas por Petro, había recibido 500 millones de pesos para la campaña, entregados por el zar del contrabando “papá pitufo”, los que supuestamente fueron rechazados por el candidato y ordenó devolver.

Este último episodio confirma que la podredumbre en el sistema político y electoral es un cáncer que ha hecho metástasis y por desgracia no se observa la voluntad de extirparlo, seguramente porque no le conviene a esa dirigencia que ostenta los beneficios del poder, ya sean de una u otra orilla ideológica o del llamado centro.

Por su parte, los organismos de control regidos por quienes son electos por esa misma dirigencia política en el Congreso, pasan con más pena que gloria incrementando así la impunidad. Lo mismo ocurre por desgracia, en la Fiscalía y en algunos sectores del sistema judicial, pues tanto el Fiscal de turno como los altos magistrados, tienen una estrecha relación institucional con el gobernante de turno.

Mientras todo esto ocurre, la polarización política estimula las pasiones banderizas en donde las redes sociales y algunos medios de comunicación; tergiversan, insultan y manipulan la opinión ciudadana cada vez más confundida y absorta; la que de ésta manera, se aleja de los partidos y de sus dirigentes, causando así un grave daño al sistema democrático que como se ha visto en otras latitudes, abre la puerta a la anarquía y el caos institucional que siempre terminarán en autocracias, dictaduras y tiranías.

La incertidumbre hace perder la esperanza en que haya nuevos liderazgos capaces de ejercer la noble e indispensable actividad política, como una oportunidad de servicio dirigido exclusivamente al bien común; donde se privilegien la honestidad, la transparencia ética, los valores y principios que han caracterizado a nuestra nacionalidad. Definitivamente la codicia por el dinero y el poder alimentan este circo institucional al que nos han sometido a los colombianos. Ojalá empecemos pronto a reaccionar.

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