Por: Alvaro Hernando Cardona González
El año 2024 casi todos los ambientalistas estuvimos alarmados con las informaciones estatales que mostraban cómo las mal llamadas “Disidencias FARC” (que no es otra cosa que una de las tantas bandas de delincuentes que azotan al pueblo colombiano desde hace décadas) talaron 68 mil árboles para montar una mina de oro en el departamento de Nariño. Los expertos en impactos y responsabilidad ambiental calcularon que la recuperación ambiental de la zona afectada, tardaría 40 años y el proceso costaría 1.800 millones de pesos (sin sumar el valor que tiene la acción de la propia naturaleza aportante). En un santiamén, estos bandidos, que claro, solo les interesa el lucro fácil, destruyeron 12 hectáreas de vegetación y removieron cerca de 33.000 metros cúbicos de tierra. Afectando el suelo la fauna y el paisaje adicionalmente.
Estas bandas delincuenciales se disfrazan de guerrilleros, con el apoyo de muchos de la sociedad bien”, pese a que nunca han construido o aportado algo positivo a la sociedad, maltratan a comunidades indígenas, otras minorías, mujeres y niños, y a todos nos afectan sus delitos encareciendo la vida diaria. Estos delincuentes aprendieron que disfrazarse de guerrillas hace que los sucesivos gobiernos les den especial estatus, miren con diferente óptima sus delitos, les ofrezcan diálogos impensables desde la ética y hasta terminen negociando y logrando premios por sus fechorías.
En el caso anotado, las mismas Fuerzas Militares, informaron que las maquinas destruidas durante el operativo en Nariño, tenían “una capacidad de producir al mes cerca de 6 kilogramos de oro, generando rentas ilícitas de más de $1.400 millones” (mensuales). El oro es un recurso natural no renovable como el carbón, la sal mineral, las esmeraldas o el petróleo. Es decir, se desangra el patrimonio de todos los colombianos y negocia en mercados foráneos sin que eso tenga una contraprestación vía regalías.
Las bandas más peligrosas de Colombia como son los que se hacen llamar Farc, Paras, Eln y tantas similares, pues se multiplican, como multiplican los negocios ilícitos, han causado un daño inmensurable a la Nación. En un artículo de Mongabay, publicado el 9 de agosto de 2022, titulado “La Comisión de la Verdad detalla los impactos ambientales del conflicto armado en Colombia”, se pueden apreciar algunos de estos daños de manera un poco más detallada. Incluso, cómo son estas organizaciones criminales, las que más han atentado y afectado el trabajo de los defensores ambientales.
Cuando hay desbordante evidencia seria y verificable del daño que al medio natural hacen los delincuentes, es inaudito que negociemos sus delitos. Se negocia la salud, la vida y patrimonio de todos.
