EDWIN FERNANDO PISSO ESCALANTE
El Consejo de Ministros celebrado este martes 4 de febrero de 2025 se convirtió en un reflejo evidente del caos que impera en el seno del Gobierno del Presidente Petro. Mientras los altos funcionarios se preparaban para participar en lo que parecía más un «reality show» que una reunión de trabajo, el país se sumergía en una crisis desgarradora marcada por el aumento desenfrenado de la delincuencia y la escasez crónica de recursos destinados a abordar problemas tan apremiantes como la seguridad ciudadana.
Tras el bochornoso espectáculo ofrecido por los miembros del Gabinete Presidencial, aquellos con un mínimo de dignidad y ética sin duda considerarán la posibilidad de renunciar. Es difícil imaginar que alguien desee permanecer asociado con lo que parece ser un «Titanic» gubernamental dirigido directamente hacia las profundidades del fracaso. Los acontecimientos recientes ponen de manifiesto una gestión gubernamental plagada de inexperiencia y falta de capacidad para enfrentar desafíos de manera efectiva. En lugar de tomar decisiones informadas y coherentes, el Gobierno parece haber cedido la responsabilidad de garantizar la seguridad ciudadana a grupos armados ilegales y a la delincuencia común, entre otros.
Por si esto fuera poco, el Presidente Petro anuncia que las futuras reuniones del Consejo de Ministros serán transmitidas por televisión, como si el vergonzoso episodio del martes por la noche no fuera suficiente para evidenciar la falta de seriedad y compromiso con la gobernanza del país. Es inevitable cuestionar si esta iniciativa televisiva responde a un intento desesperado por lavar la imagen gubernamental o si, por el contrario, refleja un deseo de convertir la gestión política en un espectáculo mediático conducido por intereses superficiales y ajenos a las verdaderas necesidades del pueblo.
El panorama que se vislumbra a raíz de estos acontecimientos es desolador y preocupante. La ciudadanía observa con incredulidad cómo su seguridad y bienestar son puestos en riesgo por la incompetencia y la frivolidad de quienes han sido elegidos para proteger y velar por sus intereses. La confianza en las instituciones democráticas se ve socavada por la falta de transparencia y la ausencia de liderazgo efectivo en momentos críticos para el país.
Resulta fundamental reflexionar sobre la urgencia de promover una cultura política basada en la responsabilidad, la integridad y el compromiso con el bienestar colectivo. Los errores y fallos del Gobierno actual deben servir como un llamado de atención para la sociedad en su conjunto, instándola a exigir un cambio real y significativo en las prácticas gubernamentales y en la forma en que se abordan los desafíos nacionales.
En definitiva, la situación descrita en torno al Consejo de Ministros y a la gestión del Gobierno del Presidente Petro resulta preocupante y reveladora de la necesidad imperiosa de un cambio profundo y sustancial en la forma en que se ejerce el poder y se toman decisiones que afectan la vida de millones de personas. La transparencia, la ética y la responsabilidad deben estar en el centro de cualquier estrategia de gobierno sólida y perdurable en el tiempo. Queda en manos de la ciudadanía exigir y trabajar por un sistema político que realmente represente sus intereses y contribuya al progreso y bienestar de toda la sociedad.








