Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
Durante el presente año, los caficultores están de plácemes por los altos precios internacionales que han alcanzado en la Bolsa de Valores de Nueva York (US 3,87 la libra) y que se traducido en un incremento significativo del precio interno ($3.000.000 la carga), que les paga la Federación Nacional de Cafeteros. Es la primera vez en la historia económica del país, que sucede un fenómeno económico de tal magnitud. Lo anterior, es producto del cambio climático global, como sequías, heladas extremas y de tensiones internacionales y de una mayor demanda de este grano en China y otros países asiáticos, los cuales han afectado la producción de Brasil y de Vietnam, que son los mayores productores mundiales. Hay que destacar que el aumento de la demanda en este gigante asiático y otros territorios de este continente es resultado de la gestión del mercadeo que han venido impulsando las directivas de la Federación en esas naciones. Nuestro reconocimiento a la gran gestión realizada por el huilense Germán Alberto Bahamòn Jaramillo, Gerente de ésta.
Ahora se habla de bonanza cafetera no solo por la cantidad de sacos generados sino por lo que ésto cuesta. Con los $16 billones de lo que generó la cosecha cafetera en 2024, el sector aporta casi un punto del PIB colombiano, y más de 23% del PIB agropecuario según cálculos preliminares. La cotización de la libra de café ha crecido en un 95% en el último año, alcanzando máximos históricos. Así, la caficultura colombiana, con estos precios históricos, los campesinos productores la consideran como una bonanza, la cual debe traducirse en un mejoramiento de sus ingresos y, por ende, de la calidad de vida de sus familias. Mientras las finanzas públicas nacionales, atraviesan un abultado déficit, la salud financiera del sector cafetero es muy saludable.
Este sector en otrora ha venido atravesando una profunda crisis social y económica, por la aplicación errada de los instrumentos de la política económica, por parte del gobierno nacional, que no se compadece con los bajos ingresos que estuvieron recibiendo de la producción del café. Estos altos costos les generaron cuantiosas pérdidas. La carga tributaria, es onerosa junto con los costos de los insumos y fertilizantes, deterioro de las vías de acceso a las fincas, atraso tecnológico, proliferación de plagas, deficiencias en los procesos de comercialización, combustibles muy altos, entre otros factores, que, junto con el cambio climático y la inseguridad rural, están permeando negativamente la rentabilidad de estos hombres del campo.
El Ministerio de Agricultura debe focalizar su accionar gubernamental para apoyarlos. El gobierno nacional no ´puede ser inferior a las demandas que permanentemente le hacen los trabajadores del campo. No puede ser mezquino. En nuestro departamento, la cosecha cafetera representa el 20% del PIB departamental. Son cerca de 145 mil hectáreas y 83 mil familias que viven directamente de la cosecha, que se encuentran en serio riesgo por el aumento de la extorsión. Su valor aproximado representa un billón de pesos para la economía huilense. Hay necesidad que el gobierno nacional le extienda un salvavidas a todo el sector agropecuario, donde se incluye el sector cafetero, con el fin de mantener la seguridad alimentaria del país.
