La más profunda tensión diplomática presentada el domingo anterior entre los Estados Unidos y Colombia, durante la historia republicana, por un trino del presidente Gustavo Petro a las 3 de la madrugada, deja unas lecciones para el gobierno nacional de evitar los dispositivos para manejar la diplomacia con las demás naciones. La crisis diplomática generada, producto de la negativa de recibir dos vuelos militares que llegaron con 160 migrantes ilegales a esa hora, luego de que fueran autorizados por el primer mandatario de los colombianos. Ante todo, tenemos una nueva geopolítica mundial que está siendo liderada por el país más poderoso del planeta. Allí no tienen cabida los sesgos ideológicos, ni las protestas progresistas, ante las imposiciones que se iniciaron de manera unilateral por parte del país del Tío Sam.
Ni la arrogancia, ni la ostentación de poder y de la forma inamistosa como el presidente Petro manejó este conflicto diplomático, puso en vilo durante 20 horas el futuro económico del país con el primer socio comercial que siempre hemos tenido y que, gracias al cambio de actitud presidencial presionado por todos los sectores políticos e integrantes de su movimiento político, porque también afectaban a su entorno familiar y a todo su equipo de trabajo, que tienen intereses en los Estados Unidos. Además, para toda la sociedad colombiana, tenía unos efectos devastadores de grandes proporciones para la economía colombiana y por ende, para la producción, el empleo y el bienestar general de las familias. No se puede seguir manejando la diplomacia a través de trinos y mensajes inamistosos con los demás países del mundo. Y menos a la madrugada. Eso deja mucho que pensar y sobre todo del primer mandatario de los colombianos.
Así la Casa Blanca expresó en un comunicado de prensa que “El Gobierno de Colombia ha aceptado todos los términos del presidente Trump, incluida la aceptación irrestricta de todos los extranjeros ilegales de Colombia regresados de los Estados Unidos, incluso en aviones militares estadounidenses, sin limitación ni demora. Con base en este acuerdo, las sanciones y tarifas planeadas se mantienen en reserva y no se firmarán a menos que Colombia no cumpla con este acuerdo”. Aunque el presidente Gustavo Petro exigía un trato digno a los compatriotas que se encuentran confinados en los sitios transitorios de detención en condiciones infrahumanas, lo cual fue respaldado por algunos sectores de la opinión pública; Actualmente nos debemos adaptar a estas políticas implementadas por el gobierno estadounidense, que las han venido implementando desde décadas atrás. Esto no es nuevo. El año anterior, fueron deportados más de 14 mil colombianos al territorio colombiano. Todos llegaron esposados y en muchas ocasiones con grilletes en los pies. Infortunadamente estos hechos detestables, ocurren con todos migrantes de otros países. No debe ser raro para la sociedad colombiana.
