Las relaciones comerciales entre Colombia y Estados Unidos atraviesan uno de sus momentos más críticos. El presidente estadounidense Donald Trump anunció que, en una semana, los aranceles del 25% sobre bienes colombianos aumentarán al 50%, en represalia por la negativa del gobierno colombiano a permitir el aterrizaje de vuelos con deportados desde EE. UU.
El presidente Gustavo Petro reaccionó de inmediato a la medida, anunciando que Colombia tomará represalias comerciales. A través de su cuenta en X, Petro informó que su gobierno impondrá un arancel del 25% a productos estadounidenses, afectando más de 11.500 bienes importados.
“Me informan que usted pone a nuestro fruto del trabajo humano 50% de arancel para entrar a EE. UU., yo hago lo mismo”, escribió Petro, en un mensaje que cerró con un llamado a fortalecer la producción nacional, especialmente en sectores como la agricultura: “Es hora que nuestra gente siembre maíz que se descubrió en Colombia y alimente al mundo”.
Además, el mandatario colombiano instruyó al ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes, a redirigir las exportaciones nacionales a otros mercados distintos a Estados Unidos, instando a las comunidades colombianas en el exterior a convertirse en promotoras y comercializadoras de los productos nacionales.
Un golpe al café y a la economía nacional
Uno de los sectores más afectados por esta crisis comercial sería el cafetero, ya que Estados Unidos representa el 40% de las exportaciones de café colombiano, con un valor superior a los 1.100 millones de dólares anuales.
El gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Germán Bahamón Jaramillo, expresó su preocupación por las repercusiones de esta escalada de tensiones. Señaló que cualquier decisión apresurada podría tener “afectaciones económicas de magnitudes devastadoras” y destacó que la industria del café en EE. UU. representa el 1,3% del PIB de ese país, lo que históricamente ha favorecido una relación de confianza entre ambos mercados.
“Más de 560.000 familias dependen del café. Es un producto netamente exportable y el principal socio comercial es EE. UU. Se requiere una acción diplomática eficaz para evitar una crisis económica y social”, enfatizó Bahamón.
Advertencias de expertos: ¿una crisis sin precedentes?
Las medidas comerciales tomadas por ambos países han generado alarma en el sector financiero. Mauricio Santa María, expresidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), advirtió sobre el impacto devastador que podrían tener estos aranceles.
“Las exportaciones a EE. UU. representan cerca del 40% del total. Si la inversión cae y los negocios se dañan, la economía se destruirá rápidamente. Pero las tragedias humanas serán aún mayores: estudiantes que no podrán viajar, familias separadas, desempleo masivo”, afirmó Santa María, quien instó al Gobierno a actuar con pragmatismo y buscar una solución diplomática inmediata.
El peso del veto estadounidense
Por su parte, la exministra de Agricultura Cecilia López recordó que EE. UU. tiene una fuerte influencia en organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Consejo de Seguridad de la ONU, entidades clave para la estabilidad financiera y política de Colombia.
Este conflicto comercial abre interrogantes sobre el futuro de la relación bilateral y el impacto en la economía nacional. Mientras el gobierno de Petro apuesta por la diversificación de mercados y la autosuficiencia productiva, los expertos advierten que una confrontación con EE. UU. podría traer consecuencias económicas severas para Colombia.
La diplomacia se convierte en un factor clave para evitar una crisis mayor. En los próximos días, se verá si hay espacio para la negociación o si este pulso comercial se convierte en un conflicto de largo plazo con repercusiones impredecibles.









