Diario del Huila

La deuda del campo

Ene 26, 2025

Diario del Huila Inicio 5 Opinión 5 La deuda del campo

Por: Ruber Bustos Ramírez

Como campesino, sé que el campo tiene un futuro brillante, aunque muchas veces parece que las dificultades intentan ocultarlo. El conflicto armado, el narcotráfico, la delincuencia y el desplazamiento han sido parte de nuestra realidad por generaciones, pero a pesar de todo, seguimos aquí, trabajando la tierra con amor y dedicación. Porque el campo no es solo nuestro lugar de trabajo, es nuestra vida, nuestra raíz, y el sustento de todo un país.

No puedo evitar sentir un nudo en la garganta al reflexionar sobre la realidad de nuestras familias en la Colombia rural. Este abandono no es algo nuevo, ni reciente; es una deuda histórica del Estado con nosotros. Y cuando hablo del Estado, no me refiero solo a los gobiernos de turno, sino a todos nosotros, a una sociedad que nos ha dejado solos en nuestros territorios. Una situación que no solo ocurre en regiones como el Catatumbo; aquí en el Huila y otras zonas rurales enfrentamos nuestras propias batallas.

La vida en el campo es una lucha diaria. Si logramos vender nuestras cosechas a buen precio, llega la delincuencia a apropiarse de nuestro esfuerzo. Si acudimos a los bancos, las deudas nos ahogan.

El campo colombiano tiene mucho que ofrecer, y lo sé porque cada día, junto a mi familia, siembro esperanza en la tierra. Cada cosecha es una muestra de la fuerza y resiliencia que caracteriza a las familias campesinas. Hemos aprendido a enfrentar las adversidades con responsabilidad y entrega, y aunque a veces la vida aquí parece una lucha constante, también está llena de alegrías. La belleza de nuestras montañas, el aroma de la tierra mojada, el canto de los pájaros al amanecer, todo eso es un regalo que pocos llegan a experimentar como nosotros.

Sin embargo, no podemos seguir siendo los únicos responsables de mantener vivo el campo. Hemos sido resilientes, sí, pero eso no basta. Necesitamos políticas que garanticen nuestra seguridad y estrategias que hagan viable nuestra permanencia. No queremos más reconocimientos vacíos ni fotos para campañas políticas. Queremos acciones reales, que aseguren que nuestras generaciones no sigan condenadas a repetir esta historia de abandono.

También ha generado migración masiva hacia las ciudades, y, más allá de nuestras fronteras, ha contribuido a la crisis migratoria que enfrenta el continente. Sin oportunidades aquí, miles de colombianos han tenido que buscar en otros países lo que su tierra les niega.

El campo es un tesoro, y nosotros, los campesinos, somos los guardianes de ese tesoro.  Con el respaldo adecuado, podremos seguir creciendo y asegurarnos de que el campo siga siendo un pilar fundamental para nuestra sociedad. Estoy convencido de que el futuro del campo es grande, pero necesitamos que se nos escuche, que se nos valore, y que se nos brinde el apoyo necesario para que ese futuro sea una realidad.

Tal vez te gustaría leer esto