Por: Oscar Eduardo Trujillo Cuenca
oscartrujillo79@gmail.com
Desde que tengo memoria, el Río Magdalena ha sido un elemento fundamental para la identidad y la historia del país y de Neiva. Sin embargo, no podemos olvidar al Río Las Ceibas, otra fuente vital que provee agua, biodiversidad y oportunidades para nuestra región. Estas dos arterias fluviales no solo conectan nuestra ciudad con su historia, sino que también representan una oportunidad de desarrollo integral si se les gestiona de manera articulada. Al mirar ejemplos exitosos de ciudades como Barranquilla, Montería y hasta Guayaquil (Ecuador) —que han transformado sus ríos en epicentros de progreso— queda claro que Neiva tiene un potencial inmenso por descubrir. ¿Por qué no imaginar un eje que una el malecón del Magdalena con un corredor sostenible alrededor del Río Las Ceibas, impulsando a Neiva hacia una transformación social, económica y ambiental?
Neiva, como primera ciudad capital del país atravesada por el Río Magdalena, tiene una posición privilegiada, mientras que el Río Las Ceibas asegura el suministro de agua potable a gran parte de nuestra población. Juntos, representan una base sólida para la construcción de un futuro sostenible. Estos ríos no solo conectan nuestro pasado con nuestra identidad, sino que también representa una oportunidad estratégica para posicionarnos como una ciudad modelo en desarrollo sostenible. Su importancia ambiental es innegable, el Magdalena, como corredor ecológico, y Las Ceibas, con su función clave en el abastecimiento de agua y la conservación de cuencas, son esenciales para la biodiversidad de la región. En lo económico, los ríos podrían revitalizar sectores como el turismo, la navegación fluvial, el comercio y las industrias culturales. Socialmente, ofrecería un espacio para la inclusión, el esparcimiento y el fortalecimiento del tejido comunitario.
Ejemplos Inspiradores: Barranquilla, Montería y Guayaquil
El caso de Barranquilla y su proyecto “Gran Malecón” es un ejemplo brillante de cómo una ciudad puede resignificar su relación con el río. Este desarrollo urbanístico no solo embelleció la ciudad, sino que también atrajo inversiones y mejoró la calidad de vida de los habitantes. Montería, por su parte, es conocida como la «capital ganadera» de Colombia, pero su malecón a orillas del río Sinú ha cambiado la narrativa, integrando la sostenibilidad y el bienestar comunitario.
En Guayaquil, el Malecón 2000 es un referente internacional. Este proyecto no solo revitalizó un espacio deteriorado, sino que transformó completamente la forma en que los ciudadanos y los visitantes perciben el río Guayas. Con una mezcla de espacios culturales, recreativos y comerciales, este malecón ha dinamizado la economía local, aumentado el turismo y fortalecido la identidad cultural de la ciudad. Su éxito radica en la combinación de una visión clara, inversión pública y privada, y un compromiso sostenido con la seguridad y el mantenimiento del espacio, los cuales serían dignos de emular.
Neiva cuenta con un potencial inigualable para desarrollar un modelo de ciudad sostenible en torno al río. Sin embargo, también enfrenta desafíos significativos que debemos abordar con visión y compromiso:
- Reorganización del POT (Plan de Ordenamiento Territorial): Es esencial reorientar el POT para priorizar el desarrollo urbano alrededor del río. Esto incluye la creación de parques lineales, zonas recreativas y culturales.
- Reubicación de asentamientos vulnerables: Muchas personas habitantes de calle y comunidades viven en condiciones precarias cerca del río, expuestas a riesgos ambientales y sociales. Su reubicación debe ser una prioridad, acompañada de programas sociales que garanticen vivienda digna y oportunidades de desarrollo.
- Programas sociales y de seguridad: Un río revitalizado también debe ser un espacio seguro y accesible para todos. Esto implica fortalecer la seguridad, fomentar actividades culturales y deportivas, y garantizar la participación de la comunidad en la gestión del espacio.
- Conservación ambiental: El cuidado del río debe ser un eje transversal. Esto incluye controlar la contaminación, recuperar ecosistemas degradados y promover la educación ambiental en todos los niveles.
- Turismo sostenible: Los dos ríos pueden convertirse en destinos turísticos complementarios, el Magdalena podría convertirse en un atractivo turístico de primer nivel, con actividades como paseos fluviales, gastronomía local, eventos culturales que resalten nuestras tradiciones y biodiversidad, así como actividades ecológicas y deportivas en Las Ceibas.
Propuestas para transformar a Neiva de cara a los ríos.
- Fortalecimiento del Malecón Cultural y Turístico: Diseñar y fortalecer un espacio multifuncional a lo largo del Río Magdalena con el corredor del Río Las Ceibas, integrando áreas para el arte, la música ciclovías, senderos ecológicos, el comercio local y el esparcimiento.
- Fomento de la Navegación Fluvial: Recuperar el uso del río como vía de transporte, conectando Neiva con otros lugares ribereños, promoviendo el comercio y turismo.
- Creación de un Distrito de Agua y Naturaleza: Establecer un distrito que promueva actividades económicas sostenibles, como el ecoturismo y la agricultura urbana, alrededor de los ríos.
- Fomento de la Educación Ambiental: Programas educativos en colegios y universidades para sensibilizar sobre la importancia de conservar estos ríos y aprovecharlos de manera responsable.
- Eventos y Ferias: Organizar actividades que resalten la cultura y la biodiversidad de la región, como ferias gastronómicas, conciertos al aire libre y festivales ecológicos, que pongan a Neiva en el mapa como una ciudad comprometida con el desarrollo sostenible y la innovación social.
Darle la cara al Río Magdalena y al Río Las Ceibas es más que un sueño, es una necesidad y una oportunidad para construir una Neiva más sostenible y próspera. Estos ríos, que por siglos han sido testigos de nuestra historia, pueden convertirse en los motores de una nueva era de progreso. Es hora de actuar con audacia y visión, uniendo a la ciudad en torno a un eje de vida y conexión que impulse nuestro desarrollo integral. Es hora de actuar, porque el río nos llama y Neiva merece brillar.








