Por: Alvaro Hernando Cardona González
El jueves de la semana que está terminando, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible informó que el país, contrario a lo que el mismo gobierno había anunciado a fines del año anterior, ha ingresado en una temporada seca.
Ciertamente, como se les hizo recordar hace poco por la Procuraduría Judicial Ambiental y Agraria a los municipios del Huila, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) había anunciado la muy probable ocurrencia para el primer semestre del 2025, del fenómeno de La Niña. De hecho, ahora espera el Ideam que sólo a partir de marzo empiece a configurarse la transición a la temporada de lluvias. Entonces tenemos alertas, por sequía, y no por lluvias.
De todas maneras, es clave atender las recomendaciones del Ministerio: cada ente territorial debe estar atento a las condiciones propias de su región. Dado que la ausencia de precipitaciones está acompañada de alta radiación solar y de vegetación seca en estos primeros meses del 2025, existen actualmente en el país 177 municipios en alerta alta de incendios forestales, mientras que existen amenazas en 82 municipios diferentes por deslizamientos causados por posibles lluvias.
El Huila junto a trece departamentos más, presenta riesgo alto de incendios. Debemos prepararnos. Pero no es solo por los posibles incendios que debemos hacerlo. También lo es el hecho de que la sequía trae consigo disminuciones de caudales que abastecen los acueductos urbanos y rurales, y muy lamentablemente, como tanto hemos explicado, un aumento de la conflictividad social en los sectores de importancia agropecuaria (sin mencionar las heladas en ciertas regiones). Recuerden los lectores cuánto hemos advertido de la necesidad de proteger sin talanqueras y narrativas los páramos, los parques nacionales y regionales, los santuarios de flora y fauna, y las áreas de recarga.
Ya veremos, por otra parte, si veremos pronto los efectos de la Resolución 1005 de 2024, expedida por la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA), que estableció medidas para el uso racional y eficiente del agua en eventos de escasez, con la que busca desincentivar los consumos máximos de cada usuario y las pérdidas de los prestadores, así como establecer consumos objetivos y sanciones contra los consumidores que sobrepasen el consumo máximo fijado.
¿Se acerca la hora que todos los estratos paguen por consumo?
Los esfuerzos ambientales deben combinarse con los administrativos de los prestadores de servicios públicos. Soterradamente el medio natural nos pasa la factura por dañarlo y por ser obcecados en seguir haciendo lo mismo esperando resultados diferentes. El agua es vital y hay que protegerla como sea. Sí, como sea, por la vida y la salud.








