La situación crítica en la vía Panamericana no solo afecta a Cauca y Nariño, sino que genera una cadena de problemas económicos en todo el suroccidente colombiano. Huila, como punto estratégico de conexión, enfrenta retos significativos en su competitividad, economía local y abastecimiento.
DIARIO DEL HUILA, ANALISIS
Por: María Camila Mosquera M.
Durante el 2024, la vía Panamericana, principal arteria de conexión entre el centro y el suroccidente de Colombia, enfrentó 55 bloqueos que paralizaron la movilidad y causaron pérdidas millonarias. Departamentos como Cauca y Nariño fueron los más golpeados, pero los efectos alcanzaron a regiones cercanas como Huila, que dependen del comercio y transporte fluido por esta carretera.
Con cada bloqueo, aproximadamente 23.000 toneladas de carga quedaron varadas, afectando directamente la distribución de alimentos, combustibles y otros bienes esenciales. En Huila, uno de los principales departamentos agrícolas del país, las demoras en el transporte impactaron negativamente a los productores de café, arroz y frutas, quienes vieron cómo sus productos se dañaban o llegaban tarde a los mercados nacionales e internacionales.
Huila: Una economía en jaque por la crisis vial
El departamento del Huila, aunque no es el epicentro de los bloqueos, depende en gran medida de la vía Panamericana para comercializar sus productos agrícolas y abastecerse de insumos esenciales. Con cada cierre, los costos de transporte se disparan, lo que a su vez encarece los precios al consumidor final.
El café, principal producto de exportación del Huila, sufrió retrasos significativos en su transporte hacia los puertos del Pacífico, lo que afectó su competitividad en los mercados internacionales. Asimismo, los agricultores locales enfrentaron pérdidas debido a la dificultad para movilizar sus cosechas hacia las zonas de acopio y comercialización.
“Cada día de bloqueo representa un golpe directo a nuestra economía. Los transportadores incrementan los costos de los fletes, y nosotros, como productores, terminamos absorbiendo esas pérdidas”, afirmó Carlos Guzmán, agricultor huilense.
El aumento en los costos de vida y la inseguridad vial
Los bloqueos también tuvieron un efecto directo en el bolsillo de los huilenses. Con el transporte de alimentos detenido por días, los precios de productos básicos como arroz, papa y leche aumentaron considerablemente. Adicionalmente, el abastecimiento de combustible, que depende del tránsito por la Panamericana, sufrió interrupciones frecuentes, generando escasez y alzas en los precios en las estaciones de servicio.
La inseguridad en las rutas alternas también afectó a los transportadores que intentaron sortear los bloqueos. En regiones cercanas como El Bordo, Cauca, los vehículos fueron desviados hacia caminos rurales donde eran blanco de extorsiones y saqueos. Esta situación no solo incrementó el costo del transporte, sino que también desalentó a los transportadores de recorrer estas rutas, afectando aún más la economía regional.
El turismo en Huila: un sector amenazado
El turismo, uno de los sectores más dinámicos del Huila gracias a atractivos como el Desierto de la Tatacoa, San Agustín y el río Magdalena, también ha sentido los efectos de esta crisis. La dificultad para movilizarse por la región ha desmotivado a los turistas nacionales e internacionales, impactando directamente a hoteles, restaurantes y operadores turísticos locales.
Luis Peña, operador turístico de Neiva, asegura que la incertidumbre generada por los bloqueos ha reducido significativamente las reservas. “Muchas personas cancelan sus planes de viaje por temor a quedar atrapadas en la carretera. Esto nos afecta a todos, desde guías turísticos hasta pequeños negocios que dependen de los visitantes”, señaló.
Las pequeñas y medianas empresas, entre las más afectadas
El tejido empresarial del Huila, compuesto mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas (pymes), enfrenta grandes retos debido a la crisis en la Panamericana. Estas empresas, que dependen de un flujo constante de insumos y de la capacidad de distribuir sus productos, han tenido que lidiar con costos adicionales y retrasos que afectan su productividad.
Ana María Rojas, dueña de una panadería en Garzón, explicó cómo los bloqueos han encarecido los insumos básicos como la harina y el azúcar. “Estamos pagando el doble por algunos productos porque no llegan a tiempo o llegan en poca cantidad. Esto nos obliga a subir precios, lo que a su vez ahuyenta a los clientes”, comentó.
El desafío de garantizar derechos sin afectar la economía
Uno de los puntos más controvertidos en torno a esta crisis es la estrategia del Gobierno frente a los bloqueos. Mientras las comunidades que los lideran defienden su derecho a la protesta, otros sectores, como los transportadores y comerciantes, exigen que se priorice el derecho al trabajo y a la libre movilidad.
En el Huila, líderes gremiales han solicitado al Gobierno Nacional un protocolo que permita resolver estas situaciones de forma ágil, sin recurrir al uso de la fuerza, pero protegiendo los derechos de todos los afectados.
Propuestas para una solución sostenible
Diversos expertos han planteado la necesidad de invertir en infraestructura vial alterna que permita descongestionar la Panamericana y reducir la dependencia de una sola vía. Además, el fortalecimiento del transporte multimodal, incluyendo trenes y vías fluviales, podría ser una solución a largo plazo para evitar crisis similares en el futuro.
Sin medidas estructurales, la situación en la Panamericana seguirá siendo un obstáculo para el desarrollo económico de regiones clave como el Huila. La solución requiere no solo voluntad política, sino también un enfoque integral que incluya a todas las partes involucradas.
La crisis de la Panamericana no es solo un problema de Cauca o Nariño: es un llamado de alerta para repensar la movilidad, la economía y el equilibrio de derechos en Colombia.
El impacto en la competitividad nacional e internacional
La crisis en la vía Panamericana también tiene implicaciones serias para la competitividad de Colombia en los mercados internacionales. El Huila, reconocido por la calidad de su café y otros productos agrícolas, ha visto cómo los retrasos en los tiempos de entrega y el aumento en los costos de transporte afectan su reputación como proveedor confiable. Los exportadores, al no poder cumplir con los tiempos pactados, enfrentan penalidades y pierden clientes en mercados clave como Europa y Estados Unidos. “El costo de estas interrupciones no solo es económico, sino también reputacional. Recuperar la confianza de los compradores internacionales puede tomar años”, advirtió Juan Carlos Ruiz, experto en comercio exterior.
