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Cepa de E. coli, posible vínculo con el cáncer

Ene 8, 2025

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Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista científica Lancet Microbe ha identificado un posible vínculo entre dos cepas específicas de la bacteria Escherichia coli (E. coli) y el aumento de ciertos tipos de cáncer, como el colorrectal, el de vejiga y el de próstata, en países industrializados. Esta investigación, liderada por científicos del Instituto Wellcome Sanger en Reino Unido y la Universidad de Helsinki en Finlandia, abre nuevas perspectivas para la prevención del cáncer mediante tratamientos dirigidos o vacunas contra estas cepas bacterianas.

El papel de las cepas productoras de colibactina

El estudio se centró en dos cepas dominantes de E. coli que producen colibactina, una sustancia genotóxica que daña el ADN humano y que, según investigaciones previas, es un factor de riesgo para el desarrollo de cáncer colorrectal. La colibactina no es producida por todas las cepas de E. coli, sino únicamente por aquellas que han adquirido la capacidad genética necesaria para generarla.

Estas cepas específicas se encuentran más comúnmente en países industrializados, donde también son responsables de tasas elevadas de infecciones del tracto urinario (ITU) e infecciones del torrente sanguíneo. Según los expertos, esto podría estar relacionado con el aumento de ciertos tipos de cáncer en estas regiones.

Estudios realizados en 2020 ya habían demostrado que la colibactina provoca roturas en el ADN de las células humanas. Asimismo, se hallaron evidencias de daños por esta sustancia en muestras de tumores colorrectales de pacientes. Más recientemente, se han identificado indicios preliminares de que estas cepas de E. coli también podrían desempeñar un papel en el desarrollo de cánceres del tracto urinario, como el de vejiga y próstata, ya que estas áreas suelen ser sitios comunes de infección por la bacteria.

Diferencias geográficas en la incidencia del cáncer

Uno de los hallazgos más destacados del estudio es la variación geográfica en la prevalencia de estas cepas de E. coli y su posible relación con las tasas de cáncer. Los investigadores compararon las tasas de incidencia de cáncer con datos de vigilancia genómica de E. coli, y descubrieron que las cepas productoras de colibactina son mucho más comunes en países industrializados, como Reino Unido y Noruega.

En estas regiones, donde las tasas de infecciones del tracto urinario y del torrente sanguíneo son también más altas, se observa una mayor incidencia de cáncer colorrectal, de vejiga y de próstata. En contraste, en países con menos recursos, como Pakistán y Bangladesh, estas cepas son mucho más raras, y la incidencia de estos tipos de cáncer es significativamente menor.

Este patrón ha llevado a los investigadores a plantear la hipótesis de que la exposición de la población a estas cepas específicas de E. coli podría ser un factor que contribuye al aumento del cáncer en los países industrializados. Sin embargo, para confirmar esta teoría, es necesario realizar investigaciones adicionales, incluyendo estudios de largo alcance y un muestreo masivo de tumores.

Un desafío para la ciencia: erradicar las cepas peligrosas

Aunque la mayoría de las cepas de E. coli son inofensivas y forman parte de la flora intestinal normal, las cepas productoras de colibactina representan una excepción peligrosa. Estas cepas han mantenido su capacidad de producir colibactina durante al menos 300 años, gracias a adaptaciones genéticas únicas que les permiten conservar esta habilidad sin un costo energético excesivo.

Esto hace que erradicarlas sea un desafío científico, ya que las bacterias suelen adquirir características genéticas a través de transferencia horizontal de genes, un proceso que estas cepas no han utilizado ampliamente. En consecuencia, solo dos cepas específicas de E. coli, de los cientos que existen en todo el mundo, han logrado mantener esta capacidad durante siglos.

Los expertos analizaron las dos cepas dominantes de ‘E. coli’ que producen una sustancia que se ha identificado previamente como un factor de riesgo para el cáncer colorrectal.

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Para abordar este problema, los investigadores sugieren diversas intervenciones. Una opción es el desarrollo de una vacuna dirigida específicamente contra estas cepas, que podría prevenir su propagación y, en consecuencia, reducir el riesgo de cáncer asociado. Otra posibilidad es el uso de probióticos terapéuticos diseñados para desplazar a estas cepas del intestino humano, eliminándolas de la población de manera efectiva.

Además, estas intervenciones no solo reducirían el riesgo de cáncer, sino que también disminuirían la carga de infecciones urinarias y del torrente sanguíneo, así como el uso excesivo de antibióticos, un problema creciente en la salud pública global.

La importancia de la vigilancia genómica global

El doctor Tommi Mäklin, autor principal del estudio, destacó la relevancia de utilizar la vigilancia genómica para rastrear las diferentes cepas de E. coli en todo el mundo. Según Mäklin, “comprender cómo las cepas de esta bacteria afectan a los humanos de manera diferente puede brindar una imagen más completa de la salud y la enfermedad”.

El acceso a datos genómicos globales permite identificar nuevas tendencias y establecer conexiones entre las cepas bacterianas y sus impactos en la salud humana. Por ejemplo, los datos del estudio sugieren que las cepas de E. coli en los países industrializados podrían estar vinculadas con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer, lo que abre nuevas posibilidades para la prevención y el tratamiento.

Un camino hacia nuevas estrategias de salud pública

Los hallazgos de este estudio representan un avance significativo en la comprensión de cómo las infecciones bacterianas pueden influir en el desarrollo de enfermedades complejas como el cáncer. Si se confirma el vínculo entre las cepas productoras de colibactina y el cáncer, las estrategias dirigidas a erradicarlas podrían cambiar radicalmente la manera en que se manejan tanto las infecciones como la prevención del cáncer en el futuro.

Este estudio subraya la importancia de seguir invirtiendo en investigaciones genómicas y epidemiológicas para abordar problemas de salud pública a nivel global. Las herramientas científicas actuales ofrecen oportunidades sin precedentes para identificar y erradicar las amenazas invisibles que afectan la salud humana, como las cepas peligrosas de E. coli.

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