El inicio de la presente vigencia presenta una serie de incertidumbres producto de la escalada alcista de los bienes y servicios, que ya empezaron a superar el aumento del salario mínimo mensual legal, decretado con bombos y platillos por el gobierno nacional y que van a generar mayores desequilibrios macroeconómicos, afectando necesariamente el bienestar de las familias colombianas. Además, la oleada de violencia y del aumento de la extorsión desde hace dos años en la mayoría de las regiones del país, tienen en ascuas a las autoridades y a los organismos de seguridad. Igualmente, el abultado déficit que presentan las finanzas públicas nacionales y de los entes territoriales provocado por la aplicación incoherente de los instrumentos de la política económica en el país, ha venido creando una disminución ostensible de los recaudos tributarios, y el desbordado gasto público, están impidiendo cumplir con todas las promesas que ha hecho el ejecutivo, que se encuentran condensadas en el Plan Nacional de Desarrollo “Colombia Potencia de la Vida”. También han permeado negativamente de manera colateral a los planes de desarrollo de los departamentos y municipios del territorio colombiano. El 2025, presenta un panorama incierto.
De acuerdo con lo anterior, se empiezan a reflejar dificultades para desarrollar la inversión pública durante el presente cuatrienio. Inclusive los subsidios prometidos a los sectores más vulnerables empiezan a verse afectados porque no poseen los suficientes recursos para atenderlos. Esto no es ningún juego. No se debe seguir mirando con gestos inamistosos a los demás sectores de la opinión pública. Consideramos que el presidente de la República debe frenar ese ímpetu arrogante y dictatorial para seguir impulsando sus reformas que ha planteado al país. Debe recuperar el respeto y la armonía con el legislativo y otros sectores. No se puede seguir generando un ambiente mayor de polarización política de la que ha existido. El mejor resumen de su lacónico gobierno es buscar el responsable de sus fracasos en otros, como la justicia, el Banco de la República o a los anteriores gobiernos. Es por ésto, por lo que el ejecutivo busca minar o controlar a todas las ramas del sector público, lo cual no va a ser posible.
Actualmente se presenta una coyuntura critica que está afectando el bienestar general de las familias colombianas. Una economía deprimida, disminución de la demanda agregada, aumento de la extorsión, incremento de la criminalidad que tiene sometido a más del 30% del territorio nacional, destrucción de Ecopetrol, aumento desbordado de la corrupción administrativa, entre otros factores detonantes que están generando esta incertidumbre social y económica en el país. Las promesas más importantes que se ofrecieron en campaña son ya totalmente incumplibles en este momento y nos enseñan que este gobierno solo dejará un legado donde se profundizó la ilegalidad y la pobreza, una vez termine su mandato.







