En el departamento del Huila, la atención a riesgos y desastres naturales fue un tema prioritario, especialmente considerando las particularidades geográficas y climáticas de la región. Durante 2024, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) ejecutó una serie de inversiones destinadas a mitigar riesgos y fortalecer la capacidad de respuesta ante emergencias.
DIARIO DEL HUILA, INFORME
POR: ALEJANDRO POLANCO
Colombia es un país altamente vulnerable a desastres naturales debido a su ubicación geográfica y variabilidad climática. Fenómenos como las lluvias intensas asociadas a La Niña, los deslizamientos de tierra y las inundaciones han afectado históricamente a varias regiones, incluido el Huila. En respuesta, la UNGRD desempeñó un papel importante en la coordinación de acciones para la prevención, atención y recuperación frente a estos eventos.
Estas acciones son especialmente relevantes en una región donde las lluvias y otros eventos naturales representan una amenaza constante para las comunidades destinado importantes recursos para mitigar riesgos y fortalecer la infraestructura en diversas comunidades del departamento. Este informe se centra en las acciones previstas en 2024 y el impacto de estas inversiones en el departamento.
Inversiones estratégicas
Durante 2024, se anunciaron inversiones por más de $15 mil millones en el Huila. Este presupuesto incluyo una partida destinada específicamente a la adquisición de maquinaria amarilla, fundamental para atender emergencias en los municipios más vulnerables.
El fortalecimiento del banco de maquinaria amarilla es uno de los proyectos prioritarios en el Huila. La región, altamente propensa a deslizamientos de tierra y movimientos en masa, requiere equipos adecuados para responder a estas emergencias de manera rápida y eficiente. Según Carlos Carrillo, director de la UNGRD, esta maquinaria distribuida estratégicamente en los municipios más afectados, como Neiva, Palermo y Rivera, donde se han registrado múltiples eventos catastróficos en años recientes.
Además de la inversión en maquinaria, se priorizaron diversos proyectos de mitigación de riesgos en el Huila. Uno de los más destacados es la continuación de la canalización del río Las Ceibas en Neiva, una obra que busca proteger a miles de residentes de inundaciones recurrentes. Esta intervención que se encuentra en su novena fase, esperar por fin dejar una ilusión y convertirse en realidad
El proyecto, suspendido por la administración anterior, ya reactivado espera que su impacto no solo sea ambiental y social, sino también económico, al dinamizar la economía del municipio durante los ocho meses estimados para su ejecución.
Otro proyecto clave es la reactivación de obras de mitigación en Santa María, un municipio que ha enfrentado graves inundaciones por el desbordamiento de la quebrada El Balso. Con una inversión superior a $7 mil millones, esta obra beneficiará directamente a más de 1.800 habitantes, generará empleo local y reducirá significativamente el riesgo de inundaciones futuras.
Incendios Forestales
En 2024, el departamento del Huila enfrentó una severa temporada de incendios forestales que dejaron un impacto devastador en su ecosistema y comunidades. Durante agosto y septiembre los meses más críticos, se reportaron incendios en varios municipios como Palermo, Aipe, Campoalegre y Neiva, afectando extensas áreas de vegetación y generando serios riesgos para la seguridad local. La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y otras entidades, como las brigadas forestales y la Fuerza Aérea Colombiana, trabajaron conjuntamente para enfrentar esta emergencia. Equipos especializados en extinción, como helicópteros equipados con Bambi Bucket y aviones dedicados al control de las llamas, fueron utilizados para combatir los incendios de manera eficaz y coordinar operaciones desde el aire.
Los incendios en el Huila afectaron gravemente la flora y la fauna, además de generar riesgos para las comunidades cercanas. Municipios como Palermo y Aipe sufrieron daños significativos, lo que llevó a la declaratoria de calamidad pública en varias localidades. La participación activa de la ciudadanía fue esencial, ya que muchas veces fueron ellos quienes alertaron sobre focos activos y apoyaron las tareas en áreas críticas. La UNGRD, junto con FAC, desplegaron recursos técnicos y humanos para hacer frente a la emergencia y minimizar los daños, fortaleciendo la respuesta en terreno para atender las necesidades de la población afectada.
Mientras los incendios fueron controlados, se continuó con evaluaciones detalladas con la colaboración de las brigadas forestales para determinar los daños y diseñar estrategias de recuperación. Los sobrevuelos permitieron identificar puntos críticos y priorizar recursos para su atención inmediata, garantizando una respuesta coordinada entre las diferentes entidades involucradas.
Proyectos clave
La modernización de sistemas de alerta temprana fue una de las prioridades en el departamento. Se instalaron estaciones de monitoreo en puntos estratégicos para detectar crecientes súbitos, deslizamientos y otros fenómenos naturales con mayor antelación. Estas herramientas tecnológicas no solo permitieron alertar a las comunidades en riesgo, sino que también facilitaron la planificación de respuestas rápidas y coordinadas, lo cual se tradujo en la protección de vidas y bienes materiales.
Por otro lado, la construcción de obras de mitigación fue otro de los ejes centrales de las inversiones. Diques, canales de desvío y estructuras de contención se erigieron en áreas vulnerables, como aquellas afectadas históricamente por inundaciones. Estas obras deberán reducir significativamente el impacto de las lluvias intensas, brindando soluciones duraderas a comunidades que anteriormente enfrentaban desastres recurrentes.
La capacitación comunitaria también jugó un papel fundamental en las acciones realizadas. Reconociendo que las comunidades locales son las primeras en responder ante emergencias, se desarrollaron programas de formación para líderes comunitarios y habitantes de zonas rurales. Estos programas fortalecieron el conocimiento sobre gestión del riesgo, exhortando a las personas para actuar de manera efectiva en momentos críticos y fomentando una cultura de prevención.
Impacto social y ambiental
Las inversiones en el Huila no solo tienen un impacto directo en la reducción de riesgos, sino también en la mejora de la calidad de vida de las comunidades. Obras como la canalización del río Las Ceibas y la mitigación de inundaciones en Santa María se esperan contribuyen a garantizar la seguridad de miles de familias, mientras que la adquisición de maquinaria amarilla reforzaría la capacidad de respuesta ante emergencias.
Además, el cambio climático representó un desafío transversal en todas las acciones emprendidas. La intensificación de fenómenos extremos, como lluvias torrenciales y períodos de sequía prolongada, obligó a ajustar constantemente las estrategias de gestión del riesgo. Este contexto demandó flexibilidad y capacidad de adaptación por parte de las instituciones y comunidades involucradas.
El balance de las inversiones realizadas en el Huila durante 2024 por parte de la UNGRD evidencia tanto los avances como los retos en la gestión del riesgo de desastres. Si bien los proyectos ejecutados y a ejecutarse representaron un paso importante hacia una mayor resiliencia, también dejaron en claro la necesidad de fortalecer las capacidades locales y regionales para enfrentar los desafíos que plantea la naturaleza.








