En el corazón de Yaguará, Huila, un delicioso manjar ha trascendido generaciones, convirtiéndose en un símbolo de identidad y tradición: el quesillo yaguareño. Su origen, sorprendentemente, comenzó como un accidente en la cocina de Antonina Falla de Tavera, una mujer humilde y creativa que, sin saberlo, dio vida a una de las recetas más representativas de la región.
Diario del Huila, Historia
En el municipio de Yaguará, Huila, el quesillo se ha convertido en un símbolo cultural que trasciende generaciones, siendo un reflejo del ingenio y esfuerzo de su comunidad. Este delicioso manjar, conocido hoy como quesillo yaguareño, tiene su origen en la creatividad y perseverancia de una mujer humilde, Antonina Falla de Tavera, quien en las primeras décadas del siglo XX dio vida a la fórmula actual que, con el tiempo, se ha convertido en patrimonio cultural intangible de la región.
La vida de Antonina Falla: una mujer que transformó una tradición
Antonina Falla nació el 31 de diciembre de 1891 en Hobo, Huila. Desde joven, su vida estuvo marcada por la dedicación al hogar y la preparación de alimentos. Contrajo matrimonio con Miguel Tavera y se trasladó al municipio de Yaguará, donde formó una familia con cinco hijos: Domingo, Rosana, Adriano, Ana Lucía y Diego Tavera Falla.
Antonina es recordada como una mujer de baja estatura, analfabeta y con ciertas dificultades para hablar. Sin embargo, su habilidad en la cocina y su curiosidad la llevaron a realizar un aporte invaluable al patrimonio cultural del Huila, consolidando el quesillo como una tradición que ha trascendido fronteras.
Un accidente que cambió la historia del quesillo
Aunque los quesos hilados eran elaborados en Yaguará desde el siglo XVIII, la receta actual del quesillo surgió por accidente. Según relata su nieto, Armando Tovar, en una ocasión Antonina y una comadre se preparaban para hacer bizcochos de achira, cuando notaron que la leche mezclada con cuajo no solidificaba como esperaban.
Preocupadas por el resultado, decidieron añadir suero fermentado de días anteriores a la mezcla. Para su sorpresa, obtuvieron una cuajada medio cortada. En lugar de desecharla, la cocinaron, descubriendo que al calentarse se transformaba en un queso elástico y chicloso, diferente a cualquier otro conocido hasta entonces.
Lejos de detenerse ahí, Antonina continuó experimentando hasta perfeccionar la fórmula. Pronto, su quesillo se hizo popular entre los vecinos, quienes comenzaron a solicitarle más y a ofrecerle pago por sus productos. Este reconocimiento inicial marcó el inicio de una tradición que, con el tiempo, se consolidó como una de las joyas gastronómicas del Huila.
El crecimiento de una tradición que llegó a todo el mundo
El exquisito sabor del quesillo yaguareño no tardó en traspasar las fronteras de Yaguará. Los vecinos más pudientes llevaban este producto a sus familiares en ciudades como Neiva y Bogotá, e incluso algunos lo introdujeron en Estados Unidos. Los hermanos Reinaldo y Camilo Cabrera, médicos en formación, fueron algunos de los primeros en dar a conocer el quesillo fuera del país.
Antonina, consciente del impacto de su creación, enseñó su fórmula a varias personas de su comunidad, incluyendo a Ramón Tovar, Evangelina Torres Cruz, Mercedes Manchola y Florinda Fierro. Estas personas se convirtieron en los primeros quesilleros que continuaron el legado de Antonina, expandiendo la producción y consolidando el quesillo como un motor económico para la región.
Un legado que perdura en el tiempo
Antonina Falla falleció en 1968, pero su legado permanece vivo. El quesillo yaguareño no solo es una delicia gastronómica, sino también un símbolo de identidad cultural para los habitantes de Yaguará. Cada año, en el marco del Reinado y Fiestas del Turismo, se celebra el “Festival del Quesillo”, donde se rinde homenaje a esta tradición con actividades que incluyen la exposición de las mejores muestras de quesillo y la elaboración de un quesillo gigante que busca romper récords mundiales.
En diciembre de 2019, la Alcaldía de Yaguará inauguró una escultura en bronce en el parque Ángel María Paredes, elaborada por el maestro Emiro Garzón Correa, para honrar la memoria de Antonina y su contribución al desarrollo cultural y económico del municipio.
Un patrimonio que alimenta la economía local
Actualmente, el quesillo yaguareño no solo es un emblema cultural, sino también una fuente de empleo para muchas familias de la región. La quesillería se ha convertido en una actividad económica clave, permitiendo a los productores locales mantener vivas las tradiciones y fortalecer su conexión con el patrimonio de la región.
El legado de Antonina Falla nos recuerda que las grandes tradiciones nacen de la creatividad y el esfuerzo de personas comunes. Su historia es un testimonio de cómo una idea, surgida en un momento de dificultad, puede transformarse en una fuente de orgullo e identidad para toda una comunidad.
Antonina Falla: símbolo de innovación y tradición
El quesillo yaguareño, que comenzó como un accidente culinario, es hoy un pilar de la cultura huilense y un ejemplo de cómo las tradiciones pueden trascender generaciones. Gracias a Antonina Falla de Tavera, Yaguará no solo es conocido por su belleza natural, sino también por su riqueza cultural y gastronómica, que continúa deleitando a quienes tienen el privilegio de probar esta joya culinaria.








