Ruber Bustos Ramírez
Este año ha sido, sin duda, una montaña rusa para todos nosotros, los caficultores. Como miembro de una familia caficultora, no puedo dejar de admirar la fortaleza y la verraquera con la que todos hemos enfrentado los desafíos. Las familias cafeteras no solo del Departamento del Huila, sino de todo el país, hemos demostrado que nuestra resiliencia sigue siendo inquebrantable, a pesar de las múltiples variables que nos han golpeado a lo largo del 2024.
Recordemos, en primer lugar, el intenso verano que vivimos a comienzos de este año. Fue una temporada dura, de calor agobiante, que nos dejó con muchas preocupaciones y afectó seriamente las cosechas. Los árboles sufrieron y nosotros, como siempre, tuvimos que ajustar nuestras prácticas para sacar lo mejor de lo que la naturaleza nos dejaba. Sin embargo, el clima no ha sido nuestra única preocupación. Afortunadamente, el precio de la carga de café nos dio un respiro, permitiéndonos alcanzar ese punto de equilibrio que tanto necesitamos para mantener a flote nuestras fincas y hogares.
Es importante destacar también los resultados que ha entregado la Federación Nacional de Cafeteros, como administradora de los recursos del Fondo Nacional del Café. Es reconfortante saber que las utilidades han sido positivas y que estos recursos se están canalizando en apoyo directo a nuestras familias. Iniciativas como los Centros de Experiencia Regionales de Café son una clara muestra de cómo los esfuerzos se están enfocando en proyectos que realmente benefician a los caficultores. En el Huila, el primero de estos centros ha permitido a muchos aprender más sobre nuestro producto, su calidad y las mejores prácticas para seguir destacándonos a nivel nacional e internacional.
Además, no puedo dejar de resaltar la labor del Servicio de Extensión en nuestro departamento. Gracias a su trabajo, hemos podido adaptarnos mejor a las condiciones adversas, optimizar nuestras técnicas y mejorar la productividad. Los logros alcanzados son motivo de orgullo, pero también de reflexión. Si bien se ha avanzado, queda claro que aún necesitamos un mayor empuje del Gobierno Nacional para consolidar programas que traigan beneficios tangibles y duraderos para nuestro sector. El café es parte esencial de nuestra identidad y economía, y es momento de que los esfuerzos desde el gobierno reflejen su verdadera importancia.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, aún persisten grandes deudas del Gobierno Nacional con la caficultura, las cuales siguen siendo una carga considerable para muchas familias. Más allá de las promesas, nos encontramos con realidades que no siempre corresponden con lo que se nos ha dicho. Las soluciones y apoyos necesarios no siempre se materializan como se nos indicó, y los caficultores seguimos esperando respuestas claras y concretas. Las palabras deben ir acompañadas de acciones verdaderas, que se traduzcan en políticas efectivas y en el compromiso real con el futuro del sector. La confianza que se requiere es un bien tan esencial como el café mismo, y es algo que debemos recuperar.
Además, es urgente que se impulsen políticas claras de investigación, renovación y diversificación que realmente respondan a las necesidades del sector, y que dejen de poner sancadillas al progreso. El futuro de la caficultura no depende únicamente de las buenas intenciones, sino de acciones concretas que apoyen nuestra labor en el día a día. En este sentido, también debemos reconocer que la deuda más grande que enfrentamos, y que está afectando nuestro bienestar, es la falta de seguridad. Los delitos están creciendo, y la tranquilidad que necesitamos para trabajar nuestras fincas y cuidar nuestras familias se ha visto gravemente afectada. La seguridad es esencial para que podamos seguir adelante con nuestros proyectos y asegurar un futuro estable para todos.
Hoy, mirando hacia el futuro, quiero desearles unas felices fiestas a todos mis compañeros caficultores. Que este 2025 sea un año en el que continuemos trabajando juntos, jalando para el mismo lado, con la promesa de seguir construyendo un futuro más próspero para nuestras familias y el café colombiano.
Felices fiestas y un nuevo año lleno de esperanza y trabajo compartido. ¡Vamos adelante!
