La Villa Olímpica de Neiva, un espacio emblemático destinado al desarrollo deportivo en el departamento del Huila, debería ser un lugar ideal para la formación de jóvenes atletas en diversas disciplinas. Sin embargo, la realidad para los pequeños gimnastas es completamente diferente. En lugar de contar con un espacio adecuado para la práctica de este deporte, los niños se ven obligados a entrenar en condiciones difíciles, sin garantías de seguridad ni recursos suficientes para su desarrollo deportivo.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
POR: ALEJANDRO POLANCO
Padres de familia, preocupados por el bienestar y futuro de sus hijos, han expresado su descontento ante lo que consideran un descuido por parte del Instituto Departamental de Deportes del Huila (Inder Huila), desde hace varios meses han denunciado públicamente las condiciones en las que sus hijos entrenan en la Villa Olímpica de Neiva.
Felipe Victoria, director del INDER Huila, ha sido señalado como el principal responsable por la falta de acciones concretas frente a esta problemática. A pesar de las múltiples solicitudes de reuniones y acercamientos por parte de los padres, la respuesta del funcionario ha sido insuficiente. Los padres aseguran que encontrar tiempo en la agenda del director para discutir sobre la situación de sus hijos es prácticamente imposible.
“Cada vez que solicitamos reuniones para hablar sobre las condiciones en las que entrenan nuestros hijos, la respuesta es siempre la misma: una agenda saturada y promesas que nunca se materializan. Nos sentimos ignorados”, denunció otro padre, quien también prefirió mantenerse en el anonimato.
Precarias condiciones
Un espacio destinado para la gimnasia, que en teoría debería contar con colchonetas seguras, implementos adecuados y condiciones mínimas de confort, está lejos de cumplir con estos estándares. Los aros utilizados en su disciplina están fijados de manera artesanal a los cimientos de la gradería, lo que representa un riesgo constante para su seguridad. Además, no cuentan con baños adecuados para satisfacer sus necesidades básicas.
Los padres expresan que el profesor debe estar constantemente detrás de los niños para supervisar cuando estos necesitan ir al baño, llevando consigo una cubeta con agua de la piscina para realizar la descarga. El polvo de magnesio, fundamental para el entrenamiento, se encuentra en un tazón tirado en el suelo, polvo que muchas veces es comprado por los mismos padres y madres, el salto del Potro, utilizado en sus ejercicios, rechina con cada uso debido al evidente desgaste, mientras que las colchonetas, que deberían ofrecer un grosor adecuado para la seguridad de menores de edad, casi rozan el piso, aumentando el riesgo de lesiones en cada movimiento.
“Los niños no pueden entrenar adecuadamente en este lugar. El espacio asignado está detrás de las graderías, un área que no es propicia para la práctica deportiva. Es un sitio oscuro, frío y con colchonetas deterioradas. Los riesgos son evidentes”, expresó uno de los padres que prefiere mantenerse en el anonimato.
Los padres han subrayado la falta de recursos para el desarrollo óptimo de la gimnasia en este espacio. Las graderías, que se transforman en improvisadas instalaciones deportivas, no ofrecen las garantías necesarias para la práctica segura y eficiente de este deporte. Además, la constante necesidad de improvisar soluciones ha generado una incertidumbre entre los entrenadores, los padres y, sobre todo, los niños.
Promesas vacías y necesidades insatisfechas
Desde que se visibilizó la situación en la primera denuncia pública hecha por el Diario del Huila el 19 de julio de 2024, donde se evidenció la precariedad en la que los niños entrenan, la situación no ha cambiado. A pesar de la atención mediática, los padres aseguran que las condiciones continúan siendo las mismas. Las colchonetas siguen desgastadas, los implementos son insuficientes y los espacios no son seguros para la práctica.
“El Diario del Huila mostró nuestra realidad, pero la fecha de la transmisión es casi irrelevante porque la situación persiste. Los niños entrenan en las mismas condiciones desde hace seis meses”. Los padres, persistentes en su búsqueda de soluciones, consideran que el director del INDER Huila ha ignorado sus solicitudes, priorizando otros temas en su agenda a pesar de los evidentes problemas que enfrentan sus hijos.
Las múltiples reuniones organizadas por los padres, en conjunto con delegados del INDER Huila, no han llevado a resultados concretos. Los padres afirman que las respuestas en dichas sesiones han sido insatisfactorias y en gran medida, ineficaces. A pesar de los constantes esfuerzos por parte de los familiares para abordar la necesidad urgente de mejorar las instalaciones deportivas, la burocracia y la falta de acción efectiva parecen ser obstáculos difíciles de superar.
“Estamos atrapados en un ciclo vicioso. Pedimos, insistimos y no obtenemos resultados. Nuestros hijos merecen un futuro deportivo digno, pero hasta ahora solo reciben promesas incumplidas”, agregó otro padre. Además, los entrenadores enfrentan dificultades debido a la falta de recursos y la escasa disposición por parte del INDER Huila, lo que limita su capacidad para ofrecer una formación adecuada a pesar de su vocación y dedicación.
En perpetua espera
A lo largo de estos meses , las quejas han trascendido los padres para llegar también a los mismos niños. Los jóvenes gimnastas expresan su descontento ante la falta de condiciones mínimas para desarrollarse en su deporte. Los padres, en conjunto con sus hijos, exigen una solución definitiva que garantice a sus hijos un desarrollo integral y seguro en la práctica de la gimnasia. La falta de compromiso y acción efectiva por parte del INDER Huila sigue siendo el principal obstáculo para lograr este objetivo.
El deporte es una herramienta fundamental para el desarrollo físico, emocional y social de los jóvenes, y la gimnasia es una disciplina que exige tanto técnica como seguridad. En la Villa Olímpica, esa oportunidad se ve sacrificada por la negligencia y la falta de acción adecuada. “Estamos llegando a un punto donde no podemos seguir permitiendo esta situación. No solo es un tema de recursos, es también un tema de dignidad y justicia para nuestros hijos”, concluye uno de los padres.
Mientras la Villa Olímpica permanece como un espacio en el que la improvisación sigue prevaleciendo sobre la planificación, la esperanza de una solución definitiva para los gimnastas huilenses parece diluirse, dejando a los niños atrapados en una difícil realidad que no solo afecta su presente, sino también sus sueños futuros.
