Por: Álvaro Hernando Cardona González
Hace unos pocos años, varios entes de control solicitaron al Gobierno Nacional y a las entidades territoriales que aceleraran en estos últimos, sus catastros multipropósitos, y mientras tanto, con todo el sentido común, para que incluso se legislara a fin de impedir realizar ajustes, reformas o actualizaciones de los denominados Planes de Ordenamiento Territorial-POT hasta tanto se adoptaran los catastros multipropósito definitivos.
El escrito evidencia la necesidad de contar primero con los catastros multipropósitos para que las modificaciones de los POT sean eficientes y eficaces. De hecho, para corregir un error histórico: ocupamos primero el territorio, y luego nos percatamos de las vocaciones de este y sus servicios ecosistémicos. Hacer lo contrario, genera mayor ineficiencia en el ordenamiento territorial del existente y un gran detrimento patrimonial.
Entre los argumentos más destacados de la solicitud se hallan los que resaltan del CONPES 3859 de 2016, que adoptó la Política para adopción y marcha de un catastro multipropósito rural-urbano; que el 79% de los municipios no cuentan con información catastral básica; que el 59% del territorio nacional no tiene la escala, ni la representación apropiadas para la gestión catastral y política pública territorial; que el catastro multipropósito está concebido para “apoyar las decisiones de ordenamiento territorial y de planeación económica, social y ambiental”; que el catastro (según el DNP) permite conocer con precisión el territorio y es insumo básico para planeación, ordenamiento y ejecución de políticas en el territorio; fortalece los fiscos municipales; provee de forma detallada la información que incluso facilita el cumplimiento de los acuerdos con los violentos y estrategias para evitar que la violencia se siga justificando, como si pudiera, en el caos territorial.
Al catastro multipropósito se le reconocen atributos para definir el inventario de bienes baldíos, el ordenamiento productivo del suelo rural, las precisiones en las vocaciones para ocupación y servicios ambientales, la identificación del espacio público y hasta la localización de la oferta de servicios públicos: colegios, puestos de salud, bibliotecas, y otros.
En materia ambiental esta información y prioridades ayudarán, por ejemplo, en la delimitación de áreas protegidas, de paramos, de zonas de reserva y parques naturales; la identificación de áreas estratégicas para la conservación del recurso hídrico y la valoración de uso por conservación. Lo coherente, lo serio, lo menos costoso y lo que de verdad contribuye a evitar conflictos, es adoptar primero los catastros multipropósitos.
